Calles De Fuego (1984)

“Calles de Fuego” (1985) no es una película que busca la novedad, sino que abraza con entusiasmo y una dosis saludable de nostalgia el espíritu del género policial de los 60. Más allá de ser un simple reinicio, la película se atreve a emular, a veces hasta imitar, el estilo de películas como “El Pilar de Fuerza” o “El Topo”, lo que, paradójicamente, puede resultar tanto una virtud como una debilidad.

La dirección de Richard Donner, un maestro del suspense y el drama, es notable por su capacidad de crear una atmósfera densa y opresiva. Las calles de Los Ángeles en la década de 1960 se convierten en un personaje más, un laberinto de sombras, humo y peligro constante. Donner utiliza un montaje rápido y dinámico que, aunque a veces puede sentirse un poco frenético, es efectivo para transmitir la sensación de urgencia y el caos inherente a la búsqueda. La iluminación, con predominancia de neones rojos y azules, es icónica y contribuye enormemente a la estética distintiva de la película. La banda sonora, con piezas de Dave Brubeck y otros compositores de jazz, refuerza aún más el ambiente de la época y el tono de la historia.

El reparto es excelente. Dennis Quaid, en el papel de Tom Cody, consigue transmitir la mezcla perfecta de héroe forzado y marginado. Su carácter es cínico pero con un corazón que intenta ocultar. William Hurt, como Billy Fish, ofrece una interpretación mordaz y memorable, dotando al personaje de una vulnerabilidad que contrasta con su rol de productor. Patrick Air, como el hermano menor de Cody, aporta humor y un toque de inocencia a la narrativa. Sin embargo, la actuación más destacada, sin duda, es la de Christopher Walken como McCoy, un tipo duro con un tic nervioso peculiar que convierte a su personaje en un personaje inolvidable. Walken, como siempre, domina el espacio que le es asignado y le da al personaje una profundidad inesperada.

El guion, adaptado de la novela de Walter Vanetti, no llega a ser revolucionario. La trama, basada en la venganza y el honor, es predecible en algunos momentos, pero se compensa con un ritmo ágil y diálogos afilados. El enfoque en el desarrollo de los personajes y la exploración de sus motivaciones, en lugar de centrarse excesivamente en la acción, le da a la película una dimensión más humana. La violencia, aunque presente, no es gratuita o excesiva; se utiliza para subrayar la amenaza constante y la desesperación de los protagonistas. Es importante señalar que, aunque la película se sitúa en la década de los 60, la crítica social subyacente, sobre la desigualdad y la corrupción, sigue siendo sorprendentemente relevante en la actualidad.

En definitiva, "Calles de Fuego" es un clásico del cine de acción, una película visualmente impactante, con un elenco estelar y una atmósfera innegablemente atractiva. No es una obra maestra trascendental, pero sí un entretenimiento sólido y disfrutable, que captura la esencia de una época y ofrece una historia de venganza con un toque de rebeldía y un estilo propio.

Nota: 7.5/10