Cama adentro (2004)

“Cama adentro” es, ante todo, una película que disloca, tanto en la narrativa como en la experiencia del espectador. La dirección de Diego Vega, en su debut cinematográfico, se aferra a una atmósfera de opulencia amenazante, una casi claustrofóbica presentación de una mansión decadente que sirve como escenario perfecto para la desintegración moral y social de sus personajes. Vega construye una tensión constante, no a través de sustos fáciles, sino mediante la sugerencia, el silencio y la observación atenta de las interacciones entre los individuos atrapados en ese espacio cada vez más estrecho.

La película se centra en Beba, una mujer consumida por la vanidad y la resistencia al cambio, interpretada magistralmente por Mariana Kupferberg. Kupferberg logra transmitir la amargura y el resentimiento de Beba con una sutileza que es más efectiva que cualquier monólogo de autocompasión. Su Beba no es una villana caricaturesca, sino una figura trágica, una mujer incapaz de aceptar que el mundo que conocía ya no existe, y que su intento desesperado de aferrarse a un pasado inalcanzable la está consumiendo. La relación con Dora, interpretada por Montserrat Martí, es el núcleo emocional de la película. La dinámica entre estas dos mujeres, la criada joven y ambiciosa, y la patrona consumida por su orgullo, es la que realmente da cuerpo a la historia. Martí ofrece una actuación contundente, capaz de expresar tanto la esperanza y la determinación de Dora como la desesperación y la frustración de su situación. Su performance es la que realmente te atrapa en la película.

El guion, adaptado por Vega y Daniel Uliana, se basa en una prosa elegante y precisa. No se siente forzado ni recargado, y la película evita los clichés del género de terror psicológico. La ambientación de Buenos Aires, con sus calles grises y sus edificios grandiosos, está perfectamente integrada en la narrativa, añadiendo una capa de realidad que refuerza la sensación de opresión y aislamiento. Si bien el ritmo de la película es pausado, la tensión se acumula gradualmente, culminando en un clímax inquietante y satisfactorio. La historia explora temas como la clase social, la desigualdad y la pérdida de la identidad, invitando a la reflexión sobre las estructuras de poder y las consecuencias de la rigidez mental. Es una película que no pretende dar respuestas fáciles, sino que plantea preguntas inquietantes sobre la naturaleza humana.

Sin embargo, es importante señalar que “Cama adentro” no es una película para todos los gustos. Su lentitud, su atmósfera densa y su falta de soluciones explícitas pueden resultar frustrantes para algunos espectadores. No es un thriller convencional; es una experiencia cinematográfica que requiere paciencia y una mente abierta. Pero para aquellos que estén dispuestos a invertir tiempo y atención, “Cama adentro” ofrece una mirada profunda y perturbadora sobre la fragilidad del espíritu humano y las consecuencias de la negación.

Nota: 7/10