Campeón de campeones 2 (1993)

“Campeón de campeones 2” es, en esencia, un homenaje visceral a la cultura de las peleas clandestinas, pero una que se ve algo diluida por su propia ambición. David Leitch, el director que firmó la original, regresa con un estilo visualmente impactante, aún más frenético y con secuencias de lucha coreografiadas con una precisión asombrosa. El trabajo de los coreógrafos de lucha es, sin duda, el punto fuerte de la película, ofreciendo momentos de pura adrenalina y violencia estilizada que justifican por sí solos la ida al cine. Leitch no se anda con rodeos; la brutalidad se presenta cruda y sin adornos, pero lo hace con una estética que recuerda a los ochenteros de acción, un guiño nostálgico que funciona sorprendentemente bien. Sin embargo, este virtuosismo técnico no logra compensar las fallas del guion.

El guion, aunque tiene momentos de brillantez y diálogos mordaces, se siente sobrecargado y disperso. La trama, centrada en la venganza, se complica innecesariamente con subtramas que no se desarrollan plenamente y que restan fuerza a la historia principal. La relación entre Alex Grady, interpretado por Mike Lo Taylor, y el joven hijo de Travis, es la parte más conmovedora del filme, pero se ve eclipsada por la constante necesidad de introducir nuevos personajes y conflictos. Se intenta crear un universo paralelo de peleas y tratos, que, en última instancia, se siente artificioso y poco creíble. La película, por lo tanto, tiene la sensación de querer abarcar demasiado, perdiendo en el proceso la intensidad que caracterizó la primera entrega.

Las actuaciones son sólidas, aunque el reparto no alcance su máximo potencial. Mike Lo Taylor, en el papel de Alex Grady, entrega una actuación convincente como un hombre consumido por la ira y la necesidad de honrar el legado de su amigo. Ulrika Ejlinder como la prostituta "La Maestra" aporta un toque de peligro y complejidad a su personaje, aunque su arco narrativo es lamentablemente breve. Chris Parks como Tommy, el amigo más leal de Travis, ofrece un apoyo constante y un alivio cómico ocasional, pero su personaje carece de profundidad. El joven actor que interpreta al hijo de Travis, Ben Walker, demuestra un gran talento, pero su papel es fundamentalmente de alivio, con escasas oportunidades para mostrar su versatilidad.

En definitiva, “Campeón de campeones 2” es un espectáculo visualmente estimulante y lleno de acción, pero que no logra alcanzar la calidad de su predecesora. A pesar de la dirección habilidosa de David Leitch y las impresionantes coreografías de lucha, el guion mediocre y la sobrecarga narrativa restan valor a la historia. La película intenta ser un tributo a las peleas clandestinas, pero se queda en un simple despliegue de violencia estilizada, sin la sustancia necesaria para dejar una impresión duradera. Es un entretenimiento de un día, pero no es una obra maestra.

Nota: 6/10