Capitán Trueno y el Santo Grial (2011)

“Capitán Trueno y el Santo Grial” es una incursión nostálgica en el universo creado por José Luis García Sánchez, un universo profundamente arraigado en la leyenda urbana española y en una estética de cuento de hadas medieval con toques de fantasía pulp. La película, estrenada en 1981, no es una obra maestra, pero sí un ejercicio de imaginación y una reivindicación del espíritu de aventuras que caracterizó la producción española de la época.

La dirección de José Luis García Sánchez, aunque con un estilo a veces un tanto desfasado para el espectador moderno, logra recrear un ambiente de crudo medieval. La fotografía de José Luis Verdejo es fundamental para esta atmósfera, con paisajes de la Baja Aragón que se muestran casi como un personaje más en la narrativa. La película, en su época, fue un hito en la producción visual, ofreciendo una paleta de colores vibrante y una atención al detalle en la vestimenta y los decorados que transportan al espectador a un mundo de caballeros, magia y peligros.

Las actuaciones son un punto fuerte de la película. Sergi Sánchez como Capitán Trueno transmite su habitual valentía y su desmesura, aunque a veces su interpretación se inclina por el melodrama. Juan José Ballestero, como Juan de Ribera, aporta una dignidad y una melancolía que contrastan con la exuberancia del Capitán. La princesa vikinga, Sigrid, interpretada por la entonces joven Isabel Orduna, ofrece una presencia imponente y una cierta rebeldía que la distinguen del resto del reparto. La química entre los tres actores principales es palpable, dotando a la película de un cierto encanto.

El guion, sin embargo, es donde la película presenta sus mayores debilidades. Si bien la premisa de la búsqueda del Santo Grial es interesante, la ejecución es algo torpe y llena de clichés del género de aventuras. El desarrollo de la trama se siente a veces precipitado y algunos diálogos son poco convincentes. Se echa de menos una mayor profundidad en el personaje de Juan de Ribera y en la justificación de sus motivaciones. La amenaza del señor feudal, interpretado por un Walter Santillán que aunque se desenvuelve con soltura, carece de la amenaza palpable que hubiera beneficiado la narrativa, sugiriendo que su poder es solo un obstáculo más en el camino de los aventureros. La subtrama del malvado pueblo y la manipulación por parte de la nobleza también queda un tanto superficial.

En resumen, “Capitán Trueno y el Santo Grial” es una película entretenida y visualmente atractiva que cumple su función de ofrecer una aventura medieval con toques de fantasía. No es una obra maestra, y su guion puede resultar un tanto flojo, pero si se aprecia como un producto de su tiempo, un homenaje a las leyendas urbanas españolas y una reivindicación del espíritu de aventuras, merece la pena ser vista. Es una película que evoca la infancia y la magia de las historias que se contaban alrededor del fuego.

Nota: 6/10