Capricornio Uno (1977)

“Capricornio Uno” (Capricorn One, 1999), dirigida por Dennis Villeneuve, no es la típica película de ciencia ficción centrada en explosiones y efectos especiales deslumbradores. En cambio, se erige como una tensa y sutil fábula sobre la moralidad, la desinformación y las consecuencias de las mentiras a gran escala. La película se centra en la meticulosa preparación de una misión a Marte, aparentemente real, que en realidad es una elaborada simulación, un proyecto diseñado para mantener a la opinión pública informada y tranquilizada durante un período de crisis económica y social en la Tierra. La película construye un aura de realismo inquietante, donde la ciencia, la política y la psicología convergen para crear una narrativa inquietantemente plausible.

La dirección de Villeneuve es magistral en el manejo del suspense. No recurre a trucos baratos ni a sustos fáciles. El ritmo es deliberadamente lento, permitiendo que la atmósfera opresiva y la paranoia se instalen en el espectador. La película se centra en los personajes y sus reacciones a la incertidumbre, construyendo una atmósfera de creciente inquietud. La fotografía es impecable, utilizando colores apagados y la luz natural para reforzar la sensación de claustrofobia y desasosiego. La banda sonora, discreta pero efectiva, contribuye a la tensión general. Sin embargo, algunos podrían encontrar el ritmo excesivamente pausado, y una ligera sensación de falta de dinamismo.

El reparto es excelente, destacando especialmente James Fox como el teniente coronel Stone, el hombre que debe convencer al mundo de la autenticidad de la misión. Su interpretación es creíble y llena de matices, mostrando la angustia y la creciente duda de un hombre obligado a mentir y a mantener la ilusión. Robert Redford, como el periodista Sam Newby, aporta un aire de duda y perspicacia a la trama, actuando como el contrapunto racional a la creciente paranoia de Stone. El resto del elenco cumple a la perfección, dando vida a los personajes que sustentan la narrativa.

El guion, adaptado de un relato de Walter Murch, es el verdadero corazón de la película. La trama se despliega con una precisión inquietante, explorando las motivaciones de los personajes y las implicaciones de la mentira. La película cuestiona la responsabilidad de las instituciones, la manipulación mediática y el precio que estamos dispuestos a pagar por la seguridad y la estabilidad. Es una obra que invita a la reflexión sobre la confianza en las instituciones y la fragilidad de la verdad. Si bien la historia se basa en un premisa poco original, la ejecución es lo que la hace destacar. El guion se centra en las consecuencias psicológicas de la engañosa misión, explorando la culpa, la traición y la pérdida de la inocencia.

Finalmente, “Capricornio Uno” no es un espectáculo visualmente grandioso, pero sí es una película profundamente inquietante y moralmente ambigua. Es un estudio sobre la desinformación y el poder de la manipulación, ambientado en un contexto de ciencia ficción que le da una resonancia particularmente inquietante. Es una película que te quedará en la mente mucho después de que terminen los créditos.

Nota: 8/10