Cargo (2017)

“Cargo” no es, en absoluto, la típica película de zombis. Olvídense de la acción desenfrenada, los grupos de supervivientes y las explosiones. La película, dirigida por Nic Adams y Christian Jaccott, opta por una atmósfera de supervivencia visceral y profundamente emotiva, centrada en la desesperación de un padre que busca proteger a su hija en un mundo implacable. La película se centra en Ben (Martin Donovan), un hombre que, tras ser mordido, lucha contra la transformación y, a la vez, se embarca en una carrera frenética contra el reloj para llevar a su bebé a un lugar seguro. Y es ahí donde radica el principal atractivo de “Cargo”.

La dirección de Adams y Jaccott es magistral en la construcción de la tensión. El ritmo es deliberadamente lento y claustrofóbico, permitiendo que el espectador se sienta completamente inmerso en la angustia de Ben. No se gasta en efectos especiales ostentosos; en cambio, se apoya en la fotografía sombría y la iluminación minimalista para evocar un sentimiento constante de amenaza y desesperación. Los espacios interiores, en particular, se convierten en verdaderos laberintos de terror psicológico, amplificados por el sonido y la banda sonora inquietante. Hay un uso inteligente del espacio, creando una sensación de encierro que refleja el estado mental de Ben. La película transmite una autenticidad en la sensación de peligro y vulnerabilidad que es rara en el género.

El desempeño de Martin Donovan como Ben es, sin duda, el corazón de la película. Donovan logra una interpretación sutil, pero devastadora. Su rostro, marcado por la preocupación y la fatiga, comunica una montaña de emociones sin necesidad de diálogos excesivos. Su evolución, de hombre normal a padre desesperado, es palpable y conmovedora. El contraste entre su físico, ahora debilitado por la infección, y su determinación de proteger a su hija es especialmente poderoso. A pesar de la situación extrema, Donovan logra mantener la humanidad de Ben, lo que lo convierte en un personaje con el que el espectador puede conectar profundamente. La química entre Donovan y la joven actriz que interpreta a la hija, a pesar de la limitada interacción, es notable.

El guion, co-escrito por los directores, es preciso y conciso, evitando las redundancias propias de muchas películas del género. El foco se mantiene en la relación entre Ben y su hija, explorando temas como el amor paternal, el sacrificio y la fragilidad de la vida. La trama, aunque simple, funciona gracias a la atmósfera opresiva y el buen desarrollo del personaje principal. Se evita el cliché de convertir la película en una simple película de acción zombie, en su lugar, se convierte en una meditación sobre la pérdida y la esperanza en las circunstancias más adversas. A pesar de su limitada extensión, el guion consigue transmitir un mensaje emocionalmente resonante. Es una película que se queda contigo después de que la pantalla se apaga.

Nota: 7.5/10