Carol (2015)

“Carol” no es simplemente una película romántica; es una disección meticulosa del deseo, la represión y la búsqueda de la libertad en un momento histórico profundamente restrictivo. Paul Thomas Anderson ha creado una obra maestra visual y emocional que, a más de medio siglo de su estreno, sigue resonando con una fuerza innegable. La película se centra en la relación entre Therese Belivet (Cate Blanchett), una joven e insegura dependienta, y Carol Aird (Carol Davis), una mujer rica y madura que se encuentra en un punto de inflexión en su vida y en su matrimonio. El film no se limita a narrar una historia de amor, sino que explora la complejidad de las emociones humanas y el precio que se paga por desafiar las convenciones sociales.

La dirección de Anderson es precisa y delicada. La fotografía, a cargo de Robert Elsey, es exquisita: los tonos pastel y la luz arenosa de Nueva York durante los años 50 crean una atmósfera onírica y melancólica, que envuelve la película como un velo. Se presta gran atención a los detalles, desde la ropa y el maquillaje de las protagonistas, hasta la arquitectura de los edificios y el mobiliario. Cada plano está cuidadosamente compuesto, contribuyendo a la sensación de una época distinta y una atmósfera de opresión sutil. Anderson evita las melodramas fáciles, optando por un ritmo pausado que permite al espectador sumergirse en la creciente tensión entre Therese y Carol.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los pilares de la película. Cate Blanchett ofrece una interpretación magistral de Carol, transmitiendo la elegancia, la sofisticación, la tristeza y el conflicto interno de una mujer atrapada en un matrimonio sin futuro. Pero es su vulnerabilidad, su necesidad de conexión y su lucha por la libertad lo que la hace tan convincente. Rooney Mara, como Therese, es igualmente brillante, representando la inseguridad, el anhelo y la ambición con una naturalidad que es asombrosa. La química entre las dos actrices es palpable, creando una conexión genuina que hace que la historia de amor resulte creíble y conmovedora. El apoyo de Kyle MacLachlan como el marido de Carol, Harge, complementa la narrativa con una fragilidad inquietante.

El guion, adaptado de la novela homónima de Patricia Highsmith, es una de las verdaderas joyas de la película. Anderson no se limita a transcribir la historia, sino que la amplía y profundiza, explorando las razones detrás de las decisiones de los personajes y las consecuencias de sus acciones. La película aborda temas como la clase social, la moralidad, el deseo y la identidad, planteando preguntas sobre la libertad individual y las expectativas sociales de la época. La tensión se construye lentamente, a través de diálogos inteligentes y miradas significativas. El final, aunque melancólico, es inevitable y, en cierto modo, comprensible. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que deja al espectador reflexionando sobre la complejidad del amor y la vida.

Nota: 9/10