Casa de mi padre (2012)

“Casa de mi padre” (Father of the Bride) no es simplemente una reescritura de la comedia clásica de 1991. Esta adaptación de Netflix, dirigida por Chris Ferrell (sí, el propio Will Ferrell es también director) y protagonizada por él mismo, Diego Luna y Genesis Rodriguez, se posiciona como una divertida y a veces sorprendentemente conmovedora comedia familiar con un trasfondo de drama latinoamericano que la diferencia notablemente de sus predecesoras. La película consigue equilibrar a la perfección la comedia con elementos de intriga y un toque de crítica social, todo ello envuelto en una atmósfera visualmente atractiva que homenajea a las películas de Hollywood del pasado, pero sin caer en la mera parodia.

La dirección de Ferrell es notablemente segura y cuidadosa. Evita los clichés más evidentes y se centra en construir un ritmo narrativo que, aunque a veces deliberadamente pausado, permite al espectador conectar genuinamente con los personajes. La película sabe ser divertida sin sacrificar el desarrollo de las relaciones, y el uso del color y la composición visual son particularmente notables, recordando a las grandes comedias familiares de los años 50 y 60, pero con una paleta más moderna y sofisticada. La película también logra un ambiente de autenticidad en las escenas que transcurren en el rancho mexicano, logrando que la historia se sienta real y, de alguna manera, “familiar” al espectador.

Las actuaciones son, en su mayoría, excelentes. Will Ferrell, como siempre, ofrece una interpretación hilarante y magistralmente sutil. Armando, el padre neurótico y obsesionado con la imagen, es un personaje complejo que Ferrell explora con una profundidad inesperada. Diego Luna, en el papel de Raul, hermano más maduro y ambicioso, aporta un contrapunto a la exuberancia de Armando y demuestra su versatilidad como actor. Sin embargo, es Genesis Rodriguez la que realmente destaca como Sonia, la prometida de Raul. Su interpretación es fresca y encantadora, y su relación con Will Ferrell genera momentos genuinamente divertidos y conmovedores.

El guion, coescrito por Ferrell y Jeremy Kemp, explora temas como la distancia familiar, las expectativas y las diferentes visiones del mundo. La trama, centrada en una familia de rancheteros que se ve sacudida por la llegada de la prometida del hijo mayor, no es intrincada, pero es lo suficientemente sólida como para mantener al espectador interesado. La introducción de la figura del señor del narcotráfico, Onza, es una añadida inesperada que le da un giro interesante a la historia, y sirve para exponer, de una manera indirecta, la violencia y la corrupción que acechan en las zonas rurales de México. Si bien la resolución es algo predecible, la película logra mantener el interés hasta el final, ofreciendo momentos de tensión y humor que alternan con escenas de calidez familiar. La banda sonora, con canciones de artistas latinos, contribuye enormemente a la atmósfera de la película.

Nota: 7.5/10