Casado con eso (1991)

“Casado con eso” es una película que, a primera vista, parece una apuesta por el drama social y la introspección en el corazón de la gran ciudad. En realidad, se presenta como una comedia romántica, aunque con una dosis considerable de melancolía y un toque de agridulce que le otorga una complejidad notable. La trama, centrada en el encuentro fortuito de tres parejas con diferentes vivencias y conflictos, ofrece un punto de partida interesante, pero es el desarrollo de las relaciones entre estos personajes lo que realmente sostiene la película.

La dirección de Noah Baumbach es, como es habitual en su filmografía, precisa y enfocada. Evita los excesos emocionales, cultivando un ritmo pausado y una atmósfera de calma que permite que los personajes y sus dilemas se revelen gradualmente. La fotografía de Daniel Harris contribuye a este ambiente, utilizando la luz y la sombra de las calles de Nueva York para reflejar las emociones internas de los protagonistas. Si bien la película no busca un estilo visual particularmente llamativo, su estética se integra perfectamente en el tono general de la obra, reforzando la sensación de familiaridad y cotidianidad. No obstante, la dirección, en algunos momentos, se deja llevar por un exceso de contemplación, ralentizando el desarrollo narrativo y, quizás, perdiendo cierta fuerza dramática.

El reparto es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Michelle Williams ofrece una interpretación deslumbrante como una mujer que ha perdido su fe en el amor y que se debate entre la búsqueda de la felicidad y el peso de sus errores pasados. Jesse Eisenberg, por su parte, interpreta con una sutileza admirable el papel de un hombre que se siente atrapado en una rutina y que anhela una vida más auténtica. El elenco secundario, compuesto por Parker Posey, William H. Macy y Steve Zissis, también brilla con luz propia, aportando matices y humor a las diversas historias que se entrelazan.

Sin embargo, el guion, aunque bien construido y lleno de diálogos inteligentes, no siempre logra alcanzar su máximo potencial. Si bien las conversaciones entre los personajes son particularmente reveladoras, la película a veces se siente un poco artificiosa en la forma de presentar sus conflictos. Algunas situaciones parecen forzadas, con el objetivo de generar momentos emotivos. Además, el tratamiento de algunos personajes, especialmente la que se debate entre el matrimonio y el divorcio, resulta un tanto estereotipado, recurriendo a clichés bien conocidos. La película, en su esencia, explora la complejidad de las relaciones humanas y las dificultades para alcanzar la verdadera felicidad, pero la ejecución de algunos elementos de la trama no siempre logra transmitir la profundidad deseada.

A pesar de estos pequeños defectos, “Casado con eso” es una película conmovedora y reflexiva que invita a la introspección. No es una obra maestra, pero sí una película agradable y entretenida que explora con sensibilidad los entresijos del amor, el matrimonio y la amistad. La película se erige como un recordatorio de que la vida, incluso en la ciudad más bulliciosa del mundo, puede estar llena de incertidumbre y que, a veces, los más grandes desafíos provienen de los lazos que hemos creado.

Nota: 7/10