Robert Longstreet's ‘Casanova’ (2005) no es una biografía convencional del legendario Pietro Giacomo Casanova, el conde veneciano conocido por su encanto y su vida amorosa. Es, en cambio, una meditación melancólica y profundamente introspectiva sobre el costo del artificio, la soledad y la búsqueda desesperada de la autenticidad en un mundo donde la imagen es todo. La película se centra en el punto álgido de la vida de Casanova, cuando ya ha alcanzado el apogeo de su fama, y se enfrenta a la inevitable sensación de vacío que acompaña a una vida construida sobre la ilusión.
Erich Bergen ofrece una actuación sublime como Casanova. No se trata de una representación de un charlatán carismático, sino de un hombre atormentado, consumido por el miedo a la vulnerabilidad y la incapacidad de conectar realmente con nadie. Bergen logra transmitir la complejidad de un personaje que es a la vez increíblemente seductor y profundamente inestable. Su mirada, a menudo llena de cansancio y temor, es lo que define al personaje y lo convierte en un sujeto de compasión. La película se beneficia enormemente de su interpretación; el personaje se siente tangible, real y profundamente humano a pesar de la exageración de su vida.
La dirección de Longstreet es sutil, pero implacable. Evita la pompa y la grandilocuencia que a menudo se asocian con las películas de época. Se centra en los pequeños detalles, los gestos, las miradas, para revelar la verdad subyacente de la historia. La fotografía de Vittorio Storaro es impresionante: Venecia, especialmente la ciudad de noche, se transforma en un personaje más, una especie de reflejo de la turbulenta psique de Casanova. El uso de la luz y la sombra, el color y el blanco y negro, crea una atmósfera de constante tensión y ambigüedad.
Sin embargo, la película no está exenta de defectos. El guion, a pesar de la inteligencia y la sensibilidad del escritor, a veces se siente un poco sobrecargado y la trama, centrada en la intrincada red de estratagemas de Casanova, puede volverse confusa en algunos momentos. A pesar de ello, la película evita caer en clichés y ofrece una perspectiva única sobre el personaje, explorando no sólo su seducción, sino también su soledad existencial y su búsqueda desesperada de amor. Es una película que no busca el entretenimiento superficial, sino que invita a la reflexión sobre la naturaleza de la identidad y el precio de la fama. El final, aunque abrupto, es particularmente impactante, dejando al espectador con una sensación de profunda melancolía.
Nota: 7.5/10