Casi perfecta (2012)

“Casi perfecta” (Almost Perfect) es una comedia dramática que, a pesar de sus momentos ingeniosos, se queda a medio camino, entregando una historia que, si bien tiene potencial, no logra alcanzar la perfección que sugiere su título. La película, dirigida con un toque sutil por Charles Shyer, se centra en Imogene (Kristen Wiig), una dramaturga con éxito en Nueva York, decidida a reconquistar a su ex novio, Oliver (Josh Lucas). Su plan, audaz y con un toque de desesperación, es fingir un intento de suicidio para conseguir su atención. Lo que resulta es una serie de acontecimientos inesperados que la llevan a terminar bajo la custodia de su excéntrica y adicta al juego madre, Zelda (Annette Bening).

La película destaca, sin duda, por las interpretaciones de sus dos actrices principales. Annette Bening ofrece una actuación absolutamente brillante como Zelda. Evoca una mezcla de vulnerabilidad, desesperación y un control aparentemente absoluto sobre su entorno, y su química con Wiig es palpablemente electrizante. Wiig, por su parte, ha logrado capturar con gran sutileza la frustración y la fragilidad emocional de Imogene. Su personaje, inicialmente presentado como una mujer ambiciosa y fría, se transforma en una figura vulnerable y presa del caos, gracias en gran medida a la interpretación de la actriz. Josh Lucas, en el papel de Oliver, no alcanza la misma profundidad, aunque su personaje sirve como un catalizador para la trama. El resto del reparto, incluyendo a Jane Lynch como la secretaria de Zelda, contribuye con personajes secundarios memorables, aunque con menos desarrollo.

El guion, adaptado de una obra de teatro de la misma autora, Megan Higgins, se beneficia de una estructura que permite explorar las complejidades familiares y las dinámicas de poder con un ritmo moderado. Sin embargo, la película tiende a la exageración en algunos momentos, recurriendo a situaciones cómicas que, aunque divertidas, a veces desconectan de la narrativa central. La dirección de Shyer, generalmente competente, no logra maximizar el potencial de la historia. Se observan planos y composiciones que podrían haber reforzado la tensión dramática o el humor, pero la película se centra más en presentar la trama que en profundizar en sus matices.

A pesar de sus fallas, “Casi perfecta” ofrece un entretenimiento decente, impulsado por las actuaciones sobresalientes de Wiig y Bening. La película plantea preguntas interesantes sobre la familia, las expectativas sociales y la dificultad de romper con el pasado. No es una obra maestra, pero sí un ejemplo de cómo la comedia puede estar entrelazada con el drama y la reflexión. La historia, aunque a veces predecible, logra mantener el interés del espectador hasta el final, gracias a la carisma de sus personajes y a la habilidad de sus actrices para transmitir sus emociones. Es una comedia familiar que, sin duda, es agradable de ver y que, más allá de su potencial, termina siendo un disfrute genuino.

Nota: 7/10