Casino (1995)

“Casino” de Martin Scorsese es una obra maestra cinematográfica que trasciende el género del thriller criminal para convertirse en una disección visceral de la ambición, la corrupción y la fragilidad humana. La película, ambientada en el esplendor y la oscuridad de Las Vegas en 1973, no se limita a contar una historia; construye una experiencia sensorial y emocional que te atrapa desde el primer fotograma. Scorsese, conocido por su maestría en el manejo del ritmo y la atmósfera, aquí logra crear un entorno opulento y desolador al mismo tiempo, donde la riqueza ostentosa contrasta con la amenaza latente que permea cada esquina.

El guion, adaptado de la novela de Abrahams y Price, es un brillante ejercicio de construcción narrativa. No se apura en mostrar la escalada de tensiones y la desesperación de Sam Rothstein, interpretado magistralmente por Robert De Niro. La película se centra en la gradual erosión de la moralidad y la razón de Sam, quien, inicialmente un hombre de negocios meticuloso y calculador, se ve arrastrado por las apuestas, la violencia y la lealtad forzada. Scorsese, junto con el guion, expone con frialdad la inevitabilidad del colapso, no ofreciendo soluciones ni redenciones fáciles, sino mostrando las consecuencias lógicas de un sistema corrupto. La interacción entre Rothstein y Nicky Santoro (Joe Pesci), es simplemente asombrosa. La tensión contenida, las miradas fugaces y el lenguaje corporal de estos dos actores crea una dinámica aterradora y fascinante, que es el núcleo emocional de la película.

La dirección de Scorsese es, como siempre, impecable. El uso del color, la banda sonora y el montaje contribuyen a crear un ambiente inmersivo que te transporta a la época y al lugar. La película se distingue por su deliberada lentitud en la construcción del drama, permitiendo que las emociones y las motivaciones de los personajes se desarrollen de manera orgánica. No se busca el espectáculo explosivo, sino la sutil pero implacable muestra del deterioro de Sam. Robert De Niro, en un papel que le valió el Oscar, ofrece una interpretación profundamente compleja y convincente de un hombre que, en su búsqueda de la perfección, pierde todo lo que es importante. Joe Pesci, por su parte, es una fuerza imparable de furia contenida y desesperación, creando un antagonista memorable. La película explora el concepto del destino en el sentido más crudo y real que se puede imaginar, mostrando cómo los sueños de riqueza pueden convertirse en pesadillas.

Más allá de la trama criminal, “Casino” es una reflexión sobre la naturaleza humana, la ilusión de control y las consecuencias de la ambición desmedida. Es una película que te obliga a reflexionar sobre el precio que estamos dispuestos a pagar por el éxito y la fragilidad de la moralidad. No es una película fácil de ver, pero su impacto perdura mucho después de que los créditos finales se despliegan.

Nota: 9/10