Cavernícola (2018)

“Cavernícola” (Caveman) no es, precisamente, una obra maestra del cine. Sin embargo, resulta ser una experiencia sorprendentemente entretenida, un espejismo de nostalgia prehistórica que aprovecha al máximo sus limitaciones para ofrecer un espectáculo visualmente atractivo y, de alguna manera, incluso ligeramente conmovedor. La película, dirigida por Simon Wells, es un ejemplo claro de cómo se puede crear un entretenimiento sin pretensiones, enfocándose en el puro disfrute del espectador.

La premisa, que no es particularmente original, es la de un equipo improbable – un hombre-jabalí (interpretado por Nicolas Cage, que, como siempre, da lo mejor de sí mismo) y un grupo de cavernícolas desorientados – que se ven obligados a unirse para proteger su hogar del avance de una civilización moderna. No obstante, la película maneja esta idea con una frescura y un sentido del humor bastante efectivo. La coreografía de las escenas de lucha, con los cavernícolas utilizando objetos cotidianos como palos, piedras y, en un momento memorable, una lona de ducha, es creativa y, sobre todo, muy divertida. La acción no es brutal ni violenta, sino más bien una sucesión de momentos cómicos y desafiantes, lo cual la hace accesible para un público amplio.

La dirección de Wells se centra en la ambientación y la puesta en escena. El diseño de producción es impecable, con un valle prehistórico que se siente víverlo, no simplemente observarlo en la pantalla. La fotografía, con tonos cálidos y una paleta de colores vibrantes, contribuye a crear una atmósfera mágica y convincente. La banda sonora, por su parte, es un elemento importante para reforzar el tono aventurero y épico de la película. Sin embargo, quizás la dirección podría haber profundizado un poco más en la caracterización de los personajes, aunque el arco narrativo general es bastante sólido.

Las actuaciones son sólidas, especialmente la de Nicolas Cage, quien aporta un carisma innegable a su rol de "Cavernícola". El resto del reparto, aunque menos prominente, también cumple con su cometido, dotando a los personajes cavernícolas de personalidades distintas y memorables. La química entre Cage y el jabalí Hognob (en realidad, un granjero que se transforma en jabalí) es uno de los puntos fuertes de la película. La interpretación de Cage es sutil, con momentos de humor y otros de vulnerabilidad, demostrando una versatilidad que a menudo se subestima.

En definitiva, “Cavernícola” es un entretenimiento ligero y divertido, ideal para una noche de cine familiar. No es una película que vaya a cambiar la historia del cine, pero sí que ofrece un escapismo agradable y una dosis de nostalgia prehistórica. Es una película que celebra la colaboración, la amistad y la importancia de proteger nuestro entorno. Es un ejemplo de cómo se puede hacer cine sin obsesionarse con la innovación o el mensaje profundo.

Nota: 6/10