Caza humana (2013)

“Caza humana” (Hunt for the Wilderpeople) no es la película que uno espera al ver el título y sus premisas iniciales. Lo que se presenta como un thriller de venganza en la remota y salvaje zona de los Apalaches se transforma en una comedia negra profundamente conmovedora y sorprendentemente humana, una de las obras más sorprendentes de Taika Waititi. La película, sin embargo, no se resiste a los ecos de un conflicto primal, un choque de voluntades que, en su esencia, recuerda a la brutalidad de la guerra, aunque la presenta a través de un lente muy particular.

La dirección de Waititi es magistral. No se limita a construir una atmósfera de tensión y aislamiento, sino que logra hacerlo con una autenticidad palpable. Las imágenes de la naturaleza, grandiosa y amenazante, son magníficas, pero lo realmente destacable es cómo Waititi utiliza el espacio y el silencio para intensificar la sensación de vulnerabilidad de Ricky (George McKay), el niño protagonista. La filmación, con su paleta de colores desaturados y su cinematografía naturalista, evoca una sensación de melancolía y desolación que se complementa con la comedia absurda de las situaciones en las que se ven envueltos los personajes. La banda sonora, sutil pero efectiva, acentúa este contraste.

Las actuaciones son, en general, excepcionales. Martin Freeman, como el sheriff Curzon, ofrece una interpretación contundente y llena de matices. Sin embargo, el verdadero corazón de la película reside en la química entre George McKay y Taika Waititi. McKay, como Ricky, transmite una mezcla perfecta de inocencia, desafío y vulnerabilidad. Waititi, como el excéntrico y desquiciado jefe de policía Andy Dufresne, crea un personaje inolvidable, un hombre con un pasado turbulento y un profundo anhelo de conexión que, a pesar de su apariencia, es sorprendentemente sensible. La relación entre Ricky y Andy se construye a lo largo de la película con una sutileza y una humanidad que superan con creces el conflicto inicial.

El guion, escrito por Waititi y Jemaine Clement, es inteligente y subversivo. La trama, al principio aparentemente sencilla, se complica con detalles inesperados y giros argumentales que mantienen al espectador enganchado. La película explora temas como la soledad, el perdón y la búsqueda de identidad, pero lo hace con un humor irreverente y una visión profundamente humanista. La película no glorifica la violencia, sino que la utiliza como un catalizador para el desarrollo de los personajes y para la exploración de sus motivaciones. La crítica social subyacente, aunque sutil, es palpable, un retrato de las complejidades del sistema social y la marginalización que permite a personajes como Ricky sobrevivir en la desolación.

En definitiva, “Caza humana” es una película que supera las expectativas. Es una comedia negra agridulce, un drama familiar conmovedor y un comentario social perspicaz. Una obra maestra de Taika Waititi que demuestra que el humor puede ser un poderoso medio para explorar las emociones más profundas y complejas de la condición humana.

Nota: 9/10