Caza legal (1995)

“Caza Legal” (Legal Hunt), de Tony Mayne, no es un thriller de acción explosivo, sino una pieza de suspense pausada y elegante, ambientada en el glamuroso escenario de Miami en los años 90. La película se aleja del melodrama puramente visual que algunos podrían esperar de una combinación de William Baldwin y Cindy Crawford, ofreciendo en su lugar un análisis más sutil de los juegos de poder y la corrupción, impulsado por la creciente paranoia de su protagonista.

William Baldwin ofrece una interpretación sólida como Max Kirkpatrick, un policía veterano y astuto, pero con una profunda melancolía. Su personaje está marcado por un pasado que lo atormenta y que lo convierte en alguien que prefiere observar antes que actuar. La película se beneficia de la capacidad de Baldwin para transmitir este cansancio existencial, mostrando un desgaste moral que va más allá de la mera acción. La dirección de Mayne se centra en el desarrollo del personaje de Kirkpatrick, permitiéndonos vislumbrar la complejidad de su ser, en lugar de convertirlo en un héroe convencional. No se le asiste con escenas grandilocuentes, sino que se le deja mostrar su intelecto y su determinación a través de la observación y el análisis.

Cindy Crawford, aunque no tenga un papel tan dominante como podría esperarse, aporta una presencia magnética a Kate McQuean, la abogada de derechos civiles. Su personaje es inteligente, segura de sí misma y con un encanto natural, lo que la convierte en un blanco perfecto para aquellos que se benefician de su posición. Crawford captura a la perfección la sofisticación y la vulnerabilidad de McQuean, y sus interacciones con Baldwin están llenas de tensión y una atracción sutil. La química entre los dos actores es genuina y añade una capa de profundidad a la historia. La relación entre ambos no es un cliché romántico, sino un juego de fuerzas, donde ambos se protegen y se enfrentan, utilizando su inteligencia como principal arma.

El guion, escrito por Mayne y James Lapine, es probablemente el punto más débil de la película. Si bien la premisa es interesante –un ex agente del KGB buscando venganza contra una abogada – la ejecución es a veces un poco lenta y predecible. La película se basa mucho en la tensión y el suspense atmosférico, lo que, aunque efectivo en ciertos momentos, resulta frustrante por la falta de ritmo en otras partes. Sin embargo, las escenas de tensión, cuando se construyen con cuidado, son muy efectivas, especialmente aquellas que involucran la planificación meticulosa de los ataques. El uso del ambiente de Miami, con sus noches glamurosas y su oscuridad latente, contribuye significativamente a la atmósfera general.

A pesar de sus algunos defectos narrativos, “Caza Legal” es un thriller de suspense bien construido y con una excelente puesta en escena. La película está llena de detalles visuales, desde la arquitectura de los edificios hasta el vestuario de los personajes, que crean un retrato convincente de la Miami de los 90. La película es, en última instancia, una reflexión sobre la corrupción, la venganza y la fragilidad de la justicia. Es una experiencia cinematográfica que recompensa la paciencia del espectador, ofreciendo un entretenimiento inteligente y sofisticado.

Nota: 7/10