“Ce n'è per tutti” (Hay para todos) es una película italiana que, a pesar de su título optimista, ofrece una mirada melancólica y sorprendentemente enigmática sobre la soledad, la superficialidad y la búsqueda de significado en un mundo cada vez más deshumanizado. Dirigida por Ivan Lilleri, la película no se presenta como una comedia ligera, sino como una reflexión poética sobre la experiencia humana, con toques de humor negro que contrastan sutilmente con la atmósfera general. El director maneja con maestría el ritmo, permitiendo que la historia avance a un compás pausado que obliga al espectador a sumergirse en la contemplación.
El protagonista, interpretado con una inusitada sutileza por Pierfrancesco Favino, es un hombre consumido por la frustración y la sensación de estar a la deriva. Gianluca, un hombre aparentemente convencional, se enfrenta a las constantes contrariedades de la vida con una resignación que se traduce en un comportamiento casi ritualizado. Favino ofrece una actuación magistral, transmitiendo la desesperanza de Gianluca sin caer en la melodramatización. Su mirada, cargada de anhelo y decepción, se convierte en el eje central de la narrativa, invitando al espectador a conectar con su silencioso sufrimiento.
La película se centra en el viaje de Gianluca al Coliseo, un lugar que se convierte en símbolo de una búsqueda casi mística. Sin embargo, el Coliseo no es el destino final, sino más bien un catalizador para el encuentro con otros personajes, cada uno de ellos atrapado en sus propias circunstancias. La abuela de Gianluca, interpretada por Sveva Grimaldi, aporta un elemento inesperado y conmovedor a la historia. Su presencia, con su sabiduría y su sencillez, funciona como un contrapunto a la desorientación de Gianluca y abre nuevas vías de interpretación.
La dirección artística es de notable calidad, con una estética visual que oscila entre lo urbano y lo arcaico. Los escenarios, principalmente la Roma romana, se presentan con un realismo que contribuye a la autenticidad de la historia. La banda sonora, con piezas de música clásica y contemporánea, refuerza la atmósfera de la película y añade una capa adicional de profundidad emocional. El guion, a pesar de su aparente simplicidad, plantea preguntas sobre la naturaleza de la felicidad, la importancia de las relaciones humanas y el sentido de la vida. No es una película que ofrece respuestas fáciles, sino que invita al espectador a reflexionar sobre sus propias convicciones.
Si bien la trama puede parecer contemplativa en ocasiones, “Ce n'è per tutti” logra mantener el interés del espectador gracias a la solidez de su puesta en escena y a la capacidad del director para generar una sensación de inquietud. No es una película para todos los gustos, pero aquellos que aprecien el cine reflexivo y con un toque poético encontrarán en ella una experiencia memorable. Es una película que, como muchas otras, permanece en la memoria mucho después de que los créditos finales han rodado.
Nota: 7/10