“Chacal” es una película que, a pesar de su premisa atractiva y su ambientación en la Francia de mediados de los años 60, resulta ser una experiencia cinematográfica ligeramente decepcionante, aunque con momentos que destacan por su atmósfera y un toque de intriga bien logrado. La película, dirigida por Claude Lelouch, se centra en un encargo macabro: la eliminación del General de Gaulle, encargado de la República Francesa. La organización clandestina OAS, una facción radical y nacionalista, recurre a un asesino profesional, conocido solo como Chacal, para ejecutar el atentado, y la policía francesa se embarca en una carrera contra el tiempo para frustrar el plan y descubrir la identidad del misterioso contratista.
Lelouch, conocido por sus películas experimentales y visualmente impactantes, despliega una estética cuidada que resalta el glamour y la tensión de la época. Las escenas de París, bañadas en luces brillantes y colores saturados, evocan el espíritu de la “Dolce Vita” francesa, creando un contraste llamativo con la brutalidad del crimen que se trama. La fotografía de Jean Penelin es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película; cada plano es meticulosamente compuesto, contribuyendo a la atmósfera de suspense y sofisticación. Sin embargo, esta cuidada dirección no logra compensar algunas deficiencias en la narrativa.
Las actuaciones son irregulares. Jean-Paul Belmondo, en el papel de Chacal, ofrece un rendimiento frío y distante, característico de su estilo. Aunque logra transmitir la frialdad y la profesionalidad del asesino, le falta un mayor desarrollo emocional que le diera profundidad al personaje. La actriz francesa, Jean Saby, como la detective inspectora Dupont, es más convincente, aportando una dosis de inteligencia y determinación al equipo de investigación. El resto del reparto es menos memorable. La trama, a pesar de su premisa atractiva, se siente algo desordenada y carece de la complejidad que se esperaría de una película de suspense político. El guion, aunque con momentos de ingenio, a menudo se apoya en clichés y licencias argumentales que restan credibilidad a la historia.
La película se adentra en las sombras de la política francesa de la época, explorando las tensiones y divisiones sociales que marcaron ese período. Sin embargo, la exploración de estos temas se reduce a menudo a imágenes y situaciones visuales, sin profundizar en las motivaciones y las consecuencias de las acciones de los personajes. La película está más interesada en la ambientación y la estética que en desarrollar una historia sólida y convincente. Aunque ofrece una buena dosis de acción y suspense en sus momentos clave, la historia no logra consolidarse como una pieza fundamental del género. La resolución del conflicto, aunque efectiva, se siente algo apresurada y no resuelve completamente los dilemas morales que la película plantea.
Nota: 6/10