Chasing Ice (2012)

“Chasing Ice” no es simplemente una película documental; es un grito de guerra silencioso, una súplica visual que nos obliga a confrontar la realidad del derretimiento glacial con una brutalidad conmovedora. La película, dirigida por Jimmy Chin y Laird Lanoil, sigue el trabajo del fotógrafo de National Geographic, James Balog, quien decide, después de documentar la belleza del hielo con imágenes impactantes, que su objetivo es capturar la pérdida, la lenta pero inexorable desaparición de los glaciares del mundo. Y lo logra, con una perseverancia admirable y una estrategia que se revela como una inversión valiosa.

La dirección de Chin y Lanoil es magistral en su simplicidad. Se alejan de los narradores con voz en off y del documental tradicional, centrando la atención en el propio trabajo de Balog. La cámara, en su mayoría manejada por el equipo, se convierte en el narrador principal. El uso de imágenes en cámara lenta, timelapse y, sobre todo, la captura del sonido del hielo derritiéndose, es absolutamente impactante. No hay artificios, ni música ambiental que distraiga. Simplemente, la verdad, expuesta en su forma más vulnerable. La película se siente como una expedición, una búsqueda incesante por registrar lo que está desapareciendo, y esa sensación de urgencia es palpable.

La película es, sin duda, una carta de amor a James Balog. El actor Ben Foster, quien interpreta a Balog, ofrece una actuación impresionante. No se trata de una imitación, sino de una interpretación profunda y cautivadora. Foster transmite la determinación, la frustración y la tristeza que Balog siente ante la innegable pérdida que observa. Su mirada es suficiente para comunicar la gravedad de la situación. La película, sin embargo, no se queda en la simple representación de Balog, sino que utiliza su trabajo como catalizador para una reflexión global sobre el cambio climático. El hecho de que la historia se desarrolle en la medida en que Balog se convierte en un defensor incansable, desvelando la manipulación de datos por parte de algunos para negar la realidad del calentamiento global, añade una capa extra de complejidad y relevancia.

La película también se distingue por su meticulosa atención al detalle en la captura del hielo. Los planos son elaborados, los ángulos originales y la selección de imágenes, rigurosa. No se limita a mostrar la belleza del hielo; se centra en su fragilidad, en su movimiento, en la forma en que, a pesar de su aparente solidez, es susceptible a la amenaza del deshielo. El sonido del hielo derritiéndose, documentado con precisión, es lo que, para mí, destaca más. Es un recordatorio constante de la pérdida y una llamada a la acción. "Chasing Ice" no ofrece soluciones, pero sí nos confronta con la magnitud del problema y nos recuerda que el tiempo, literalmente, se está agotando. Es un film que permanece en la memoria mucho después de que los créditos finales hayan rodado.

Nota: 9/10