“Cheque en Blanco” (Blank Check), dirigida por Roger Avary y protagonizada por el joven talento Noah Jupe, no es la película que uno espera al conocer su premisa inicial. La historia, aparentemente sencilla, de un niño que recibe un cheque en blanco y decide hacerlo efectivo, se convierte en una exploración sutil y perturbadora de la vulnerabilidad, la ambición y el impacto de las decisiones impulsivas. Avary, conocido por su adaptación de “El Nombre de la Rosa”, aquí demuestra una capacidad innegable para desarmar la tensión psicológica y desentrañar las consecuencias inesperadas de un acto aparentemente inocente.
La dirección de Avary es magistral en su manejo del tiempo y el espacio. La película no se aferra a la acción grandilocuente, sino que se centra en la observación paciente de Preston Waters, interpretado de forma excepcional por Noah Jupe. Jupe ofrece una actuación creíble y conmovedora, logrando transmitir la mezcla de ingenuidad, confusión y creciente desesperación de su personaje con una sutileza impresionante. Su mirada, vacilante y llena de incertidumbre, es el corazón de la película y la clave para conectar con el espectador.
El guion, adaptado de un cuento de John Fuller, es el verdadero motor de la película. No se busca el suspense convencional, sino que construye lentamente una atmósfera opresiva, alimentada por diálogos breves y cargados de significado. La película plantea preguntas incómodas sobre la naturaleza de la confianza, el abuso de poder y las responsabilidades que conlleva una acción, sin ofrecer respuestas fáciles. La ambigüedad moral es constante, obligando al espectador a cuestionar las motivaciones de cada personaje y a reflexionar sobre la posibilidad de ser manipulado o de manipular a otros.
Las actuaciones secundarias, incluyendo las de Justin Cooper como el misterioso y enigmático Donny, y Toni Collette como la matriarca del hogar, son sólidas y contribuyen a la atmósfera inquietante de la película. Collette, en particular, ofrece una interpretación matizada y sutil, representando una figura maternal que lucha por mantener el control en un entorno cada vez más caótico. La filmografía de la actriz demuestra su habilidad para transmitir complejidades emocionales con gran control.
Si bien “Cheque en Blanco” puede resultar lenta para algunos, su atmósfera densa y su enfoque en el desarrollo psicológico de los personajes la convierten en una experiencia cinematográfica verdaderamente memorable. La película no es un thriller convencional, sino una meditación sobre el impacto de las elecciones y la fragilidad de la inocencia. La fotografía, sombría y evocadora, refuerza el tono melancólico y la sensación de desasosiego que permea toda la película. Es una obra que invita a la reflexión y que permanece en la mente mucho tiempo después de haberla visto. No se trata de buscar soluciones rápidas, sino de aceptar la complejidad de la condición humana.
Nota: 7.5/10