Cheyenne (1947)

“Cheyenne”, el western de Raoul Walsh de 1947, es una película que, si bien no alcanza la cima de la grandeza del género, ofrece un entretenimiento sólido y una mirada interesante a la vida en el Viejo Oeste, adornada con la química palpable entre Dennis Morgan y Jane Wyman. Walsh, conocido por su manejo de la acción y la violencia, no se conforma con simplemente presentar un trasfondo de bandidos; busca explorar la moralidad de los personajes y las consecuencias de la violencia, aunque a veces esta exploración queda un poco superficial.

La película se centra en Luke Fargo, interpretado con precisión por Dennis Morgan, un hombre de la ley decidido a desmantelar la banda de bandidos, liderada por el despiadado Johnny Foss. Fargo no es un héroe tradicional; es un hombre atormentado por su pasado, buscando redención a través de la captura de sus enemigos. Morgan ofrece una actuación convincente, mostrando tanto la determinación feroz del personaje, como su melancolía y su lucha interna. Su interpretación evita caer en clichés, dotando a Fargo de una humanidad que lo hace comprensible y, en cierto modo, simpático. Sin embargo, Wyman como Ruby, una joven que se ve envuelta en los asuntos de Fargo, aporta un alivio cómico y una dosis de sensualidad a la trama, aunque su personaje no recibe el desarrollo que merecía. La química entre Morgan y Wyman es, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película y le otorga un encanto considerable.

Raoul Walsh, como siempre, demuestra su dominio del ritmo y la puesta en escena. Las escenas de persecución y tiroteos son dinámicas y bien coreografiadas, aunque carecen del impacto visual que quizás se podría haber logrado con los efectos especiales de la época. El paisaje desértico, con sus vastos horizontes y sus siluetas amenazantes, es un elemento fundamental en la atmósfera de la película. Walsh crea un ambiente creíble de peligro constante, donde la supervivencia depende de la astucia y el ingenio. La banda sonora, aunque sencilla, complementa la acción y acentúa la tensión. La dirección es funcional pero a veces se pierde en detalles recargados que no aportan mucho a la historia.

El guion, en gran medida, es competente, aunque su trama principal es bastante predecible. La narrativa se centra en la persecución del bandido, pero también introduce elementos de romance y drama. Sin embargo, la profundidad de los personajes secundarios es limitada y las motivaciones de algunos de ellos no están del todo bien desarrolladas. Se intenta explorar la idea de la justicia personal y la venganza, pero se hace de una forma algo diluida. No obstante, la película logra mantener el interés del espectador gracias a su acción constante y a sus personajes entrañables, aunque la construcción del mundo es, en general, algo simplificada y recurre a estereotipos del género.

Nota: 6.5/10