“Chicos Escandalosos” es una comedia romántica que, si bien no llega a ser una obra maestra del género, ofrece un entretenimiento ligero y, en algunos momentos, sorprendentemente efectivo. La película se sitúa dentro de la tradición de las comedias “fish out of water”, con dos personajes, Jack y Barney, provenientes de un mundo de precariedad y sin complejos, que se ven abruptamente introducidos en el lujoso y artificial entorno de Palm Beach. La premisa, aunque simple, funciona como un catalizador para explorar las diferencias sociales y culturales, y el impacto que estas generan en sus personajes.
La dirección de la película, a cargo de Todd Strauss-Speck, se mantiene bastante observadora, sin caer en el melodrama excesivo que a veces acompaña a este tipo de historias. La ambientación en Palm Beach es, sin duda, un componente importante de la película. Se intenta plasmar un retrato, aunque obviamente estilizado, de la opulencia y el vacío de la alta sociedad. Se logra crear una atmósfera visualmente agradable, con planos que contrastan la crudeza de la vida de Jack y Barney con el brillo deslumbrante del mundo de Olivia. Sin embargo, la dirección no se aventura demasiado en términos de innovación visual, lo que limita el impacto de algunas escenas clave.
Las actuaciones son, en general, sólidas. Jon Heder, conocido por su papel en “Napoleon Dynamite”, ofrece una interpretación carismática y convincente como Jack. Su torpeza y su sentido del humor, que a veces se siente un poco forzado, son precisamente lo que lo hace tan entrañable para el espectador. Eugene Levy, como Barney, aporta un contrapunto perfecto a la personalidad de Jack. Su personaje, con su actitud paternalista y su sabiduría popular, proporciona momentos cómicos genuinos y, a veces, reflexiones sutiles sobre la importancia de la empatía. Olivia Munn, en el papel de Olivia, aunque ligeramente subdesarrollada, ofrece una presencia atractiva y, a pesar de la situación improbable de la película, transmite una naturalidad que eleva la credibilidad del personaje.
El guion, en cambio, es donde la película tiene sus mayores debilidades. La trama, aunque entretenida, carece de profundidad y a menudo recurre a clichés. Los diálogos, en ocasiones, resultan artificiales y poco inspirados. El mensaje sobre la importancia de la filantropía, aunque relevante, se presenta de una manera algo didáctica y poco matizada. Además, la resolución del conflicto principal, que involucra la salvación del orfanato, se siente un tanto apresurada y poco convincente. Se intenta construir un arco narrativo que explore temas como la responsabilidad social, pero termina siendo superficial y carente de un verdadero impacto emocional.
A pesar de sus defectos, “Chicos Escandalosos” es una película agradable para una noche de cine. Ofrece un entretenimiento ligero y sin pretensiones, con buenas actuaciones y una ambientación visualmente atractiva. Sin embargo, su guion superficial y su falta de profundidad emocional limitan su potencial. Es una comedia romántica que, aunque no dejará huella, puede resultar entretenida para aquellos que busquen una opción ligera y sin complicaciones.
Nota: 6/10