Christopher Robin (2018)

“Christopher Robin” es una película que intenta un acto de nostalgia muy potente, y en ciertos momentos lo consigue con gran éxito, pero termina cayendo en una mezcla de dulce sentimentalismo y una ejecución ligeramente plana. Dirigida por Chris Miller y Deborra-Lee Henry, la película se centra en un Christopher Robin adulto, interpretado magistralmente por Ewan McGregor, que ha abandonado la inocencia y la magia de su infancia en el Bosque de los Cien Acres, en favor de una vida adulta, un poco aburrida, llena de obligaciones y una relación sentimental predecible. La premisa es, en esencia, la de un viaje de redescubrimiento, donde el grupo de amigos de peluche – Puercoespín, Año Nuevo, Gopher y Pig – se decide a entrar en el mundo real para ayudar a su amigo a recuperar la alegría y la imaginación que ha perdido.

La dirección de Miller y Henry es visualmente agradable, con una paleta de colores cálida y una cuidadosa atención al detalle en la recreación del Bosque de los Cien Acres. Aunque la película no alcanza la grandiosidad visual de algunas obras de Disney, la atmósfera general es encantadora y transporta al espectador a un lugar mágico. Sin embargo, la película no siempre logra mantener el ritmo; hay momentos en los que la narrativa se estanca un poco, y la búsqueda de la "magia perdida" de Christopher Robin se siente un tanto repetitiva. La película, a veces, se aferra demasiado a la atmósfera de cuento de hadas, sacrificando un poco la profundidad emocional.

Las actuaciones son, en general, sólidas. Ewan McGregor ofrece una interpretación convincente, transmitiendo tanto la melancolía de un hombre que ha perdido su niño interior, como la alegría que siente al reconectar con sus amigos de la infancia. Margot Robbie, como la pareja de Christopher Robin, aporta una dosis de comicidad y ternura a la historia. Los efectos de voz de los animales de peluche, realizados con tecnología de captura de movimiento, son impresionantes. Los animales no se sienten como simples personajes animados, sino como individuos con sus propias personalidades, miedos y deseos. Sin embargo, algunas de las líneas de diálogo pronunciadas por los animales, aunque divertidas, podrían haber sido más sutiles.

El guion, escrito por Rob Lawson, Will Gluck y Jeff Gilieron, intenta equilibrar la comedia y la aventura, pero a veces carece de originalidad. La trama principal es predecible, y las situaciones humorísticas, aunque efectivas, no son particularmente innovadoras. La película explora temas como la importancia de la imaginación, la conexión con la infancia y el valor de la amistad, pero lo hace de una forma bastante convencional. A pesar de ello, la película logra evocar un profundo sentimiento de nostalgia, especialmente en aquellos que recuerdan con cariño su propia infancia y sus juegos con juguetes. La película se centra en el poder de la imaginación, pero, en el fondo, parece estar sugiriendo que la magia no reside en el mundo exterior, sino en nuestro interior.

Nota:** 6.5/10