Chronicle (2012)

“Chronicle” (2012) es, sorprendentemente, mucho más que una película de superhéroes adolescente. Dirigida con una maestría sorprendente por Josh Friedlander, esta película ofrece una exploración inquietante y profundamente humana de la ambición, la responsabilidad y las consecuencias imprevistas de la novedad. No busca un espectáculo grandilocuente, sino una mirada íntima y perturbadora a cómo el poder, incluso en sus manifestaciones más inocentes, puede corromper y destruir.

La película se centra en Wayne, Lance y Jacob, tres amigos adolescentes en la tranquila Idaho Falls. Su vida toma un giro radical cuando, tras un encuentro casual con una extraña esfera brillante, comienzan a manifestar habilidades telepáticas y de manipulación de objetos. La dirección de Friedlander es exquisita en la presentación de estas habilidades. No recurre a efectos especiales bombásticos, sino a una fotografía sutil, a una iluminación cuidada y a una edición precisa que transmiten la confusión, la emoción y el creciente terror de los protagonistas. Se siente que las habilidades son un descubrimiento gradual, no un don instantáneo, y esto añade una capa de realismo que a menudo falta en el género.

Las actuaciones son excepcionales. Dane Dehaan como Wayne entrega una interpretación matizada de un chico de bien que, gradualmente, se deja llevar por el ego y la búsqueda de reconocimiento. Joel Edgerton como Lance ofrece un contrapunto importante: un personaje más reservado y, en cierta medida, más moralmente íntegro, que lucha por mantener el equilibrio. Rodrigo Santoro como el profesor, un personaje crucial pero paradójicamente ausente durante la mayor parte de la película, aporta una fuerza silenciosa y un aire de inquietante familiaridad. Sin embargo, el personaje de Jacob, interpretado por Toby Kebbell, se siente algo menos desarrollado, aunque su descenso a la locura es visualmente impactante.

El guion, coescrito por Josh Friedlander y Michael Goldenberg, es donde “Chronicle” realmente brilla. La película construye una tensión narrativa impecable, utilizando flashbacks y montajes no lineales para desvelar la progresión de las habilidades de los personajes y la gradual erosión de su cordura. La historia no se centra en el heroísmo, sino en el lado oscuro de la naturaleza humana. El guion explora temas complejos como la soledad, el aislamiento, la necesidad de validación y la dificultad de controlar la propia mente. La película plantea interrogantes morales profundos sin ofrecer respuestas fáciles, y lo hace de una manera que se queda contigo mucho después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

En definitiva, “Chronicle” no es una película para reírse, pero sí una experiencia cinematográfica potente y memorable. Es una advertencia sobre los peligros de la ambición desmedida y una meditación sombría sobre la fragilidad de la moralidad. Es, sin duda, una obra destacada dentro del subgénero de superhéroes, y un ejemplo de cómo el cine puede ser tanto entretenido como profundamente reflexivo.

Nota: 8.5/10