Cien años de perdón (2016)

“Cien años de perdón” es un thriller criminal que se erige como una joya en el género, demostrando que no siempre se necesita una trama compleja o efectos especiales espectaculares para generar una experiencia cinematográfica memorable. La película, dirigida por Marc Toran, se distingue por su atmósfera opresiva y una meticulosa construcción de tensión que se va intensificando gradualmente hasta un clímax sorprendente. El director logra crear un ambiente palpable de claustrofobia y paranoia, transmitiendo la desesperación y la incertidumbre que experimentan los personajes mientras ejecutan su audaz plan.

El guion, adaptado de la novela homónima de Baltasar Garín, se centra en un equipo de ladrones de élite, liderado por el carismático y pragmático “El Uruguayo”. Su objetivo no es la riqueza, sino la pura desafío y la satisfacción de ejecutar el robo perfecto. La película se centra en la dinámica entre los miembros del equipo, cada uno con su propia motivación y carácter. El guion no se dedica a desarrollar a fondo a cada personaje, lo cual es comprensible dadas las limitaciones de tiempo y el enfoque principal en la ejecución del robo. Sin embargo, las relaciones y los conflictos internos dentro del grupo, los silencios incómodos y los gestos sutiles, revelan una profundidad inesperada.

Las actuaciones son excepcionales. Manuel Cuadrado, en el papel de “El Uruguayo”, ofrece una interpretación magistral, equilibrando la frialdad profesional con una intuición inquietante. Su presencia en pantalla es magnética, y su mirada transmite una mezcla de astucia y melancolía. El resto del reparto, incluyendo a Pablo Molinero, Ana Guerra y Javier Godino, también ofrecen interpretaciones sólidas y convincentes, aportando matices a cada personaje. La química entre los actores es notable, y sus interacciones contribuyen significativamente a la credibilidad de la trama.

La cinematografía de Sergio Montañés es impecable. La paleta de colores predominante, apagada y grisácea, refleja el ambiente sombrío de la historia y el entorno subterráneo donde se desarrolla el robo. El uso de la luz y la sombra crea una atmósfera de suspense constante. La banda sonora, minimalista pero efectiva, acentúa la tensión y el drama. La dirección de fotografía, en particular, es un elemento crucial para el éxito del filme, ya que visualmente es un gran trabajo.

Sin embargo, podría haber beneficiado de una mayor exploración de las motivaciones individuales de los personajes. Aunque se sugiere un pasado turbulento que los persigue, se podría haber profundizado en las razones detrás de sus acciones. No obstante, esto no resta importancia a la fuerza de la trama y a la calidad de la ejecución. “Cien años de perdón” es una película de suspense inteligente, bien realizada y que deja al espectador con una sensación duradera de inquietud. Es un thriller criminal que se aleja del melodrama, ofreciendo una experiencia cinematográfica cautivadora y reflexiva. Se trata de una película que valora la sutileza y la atmósfera sobre la acción desbordada.

Nota: 8/10