Ajuste de cuentas (1997)

“Ajuste de Cuentas” (Accounted For, en su título original) no es una película que te enamore a primera vista. Se trata de una historia claustrofóbica y sombría que se desarrolla con un ritmo pausado, donde el suspense no se construye a través de giros argumentales explosivos, sino más bien, a través de la tensión acumulada, el desconcierto y la creciente paranoia. La dirección de Robert King y Daniel Scheinert es notablemente metódica, construyendo una atmósfera pesada y opresiva que te atrapa desde los primeros minutos. No se apresuran en mostrar las cartas, sino que observan y documentan las interacciones de los personajes, lo que le otorga una autenticidad inquietante. El uso de la cámara, a menudo enfocada en los rostros y en las reacciones de los personajes, contribuye significativamente a esta sensación de incomodidad y desasosiego.

Las actuaciones son, en su conjunto, excepcionales. Caleb Landry Jones como Lee, el protagonista, ofrece una interpretación magistral. Jones no se limita a interpretar al criminal; encapsula la fragilidad, la desesperación y la ambivalencia moral de un hombre al borde del colapso. Su actuación es tan cautivadora como perturbadora. Pero la verdadera estrella del film es el veterano Roy, interpretado por Michael C. Hall. Hall ofrece una actuación sobria y llena de matices, transmitiendo el peso del pasado y la resignación frente a un destino ineludible. La dinámica entre Lee y Roy es el núcleo emocional de la película y Hall, sin duda, lo plasma con una increíble honestidad. El resto del elenco, incluyendo a Sydney Sweeney como Skip, contribuyen a enriquecer la narrativa y a ofrecer interpretaciones convincentes, aunque a veces eclipsadas por la intensidad del dúo principal.

El guion, coescrito por King y Scheinert, se basa en un concepto original y bastante inquietante: el deterioro gradual de la cordura y la moralidad en el contexto de una operación criminal. La película explora temas como la ambición desmedida, la traición, el remordimiento y las consecuencias de nuestras decisiones. Sin embargo, a veces el enfoque excesivo en la atmósfera y la introspección puede ralentizar el ritmo de la trama. Aunque la película se centra en la dinámica entre los personajes, algunos elementos de la historia podrían haberse desarrollado con mayor profundidad. A pesar de ello, la película logra mantener el interés del espectador gracias a su atmósfera tensa, su ambigüedad moral y la interpretación impecable de sus actores. La ambigüedad de Lee, en particular, es un punto fuerte del guion, dejando al espectador preguntándose si es víctima o cómplice de sus propios actos. La película no ofrece respuestas fáciles, sino que deja espacio a la reflexión y al debate.

En definitiva, “Ajuste de Cuentas” es una película de suspense psicológico inteligente y perturbadora, que desafía al espectador a cuestionar su propia moralidad. No es una película para todos, debido a su ritmo pausado y su temática oscura, pero para aquellos que disfrutan de historias complejas y personajes ambiguos, es una experiencia cinematográfica que no olvidarán. Es un estudio de personajes profundo y con una atmósfera que se impregna en cada escena.

Nota: 8/10