Ciudad de Dios (2002)

(PT) · Drama, Crimen · 2h 10m

Si corres estás muerto... si te quedas, estás muerto también. Punto.

Póster de Ciudad de Dios
Media
8.4 /10

7,581 votos

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Disponible en

Dónde ver Ciudad de Dios

La película Ciudad de Dios está disponible para ver online a través de las plataformas de streaming: Hbo Max, Acontra Plus. Consulta a continuación dónde puedes verla directamente.

Sinopsis

Basada en hechos reales, cuenta la historia del crecimiento del crimen organizado en los suburbios de la ciudad de Río de Janeiro, desde finales de los años sesenta hasta el comienzo de los ochenta, cuando el tráfico de drogas y la violencia impusieron su ley entre la miseria de las favelas.“Buscapé” tiene 11 años y es sólo un niño más en Cidade de Deus, un suburbio de Río de Janeiro. Tímido y delicado, observa a los niños duros de su barrio, sus robos, sus peleas, sus enfrentamientos diarios con la policía. Ya sabe lo que quiere ser si consigue sobrevivir: fotógrafo. “Dadinho”, un niño de su misma edad, se traslada al barrio. Sueña con ser el criminal más peligroso de Río de Janeiro y empieza su aprendizaje haciendo recados para los delincuentes locales. Dos vidas paralelas en Cidade de Deus.

Ficha de la película

Título original

Cidade de Deus


Estreno


Géneros

Idioma original

PT



Guionista

Andrea Barata Ribeiro, Marc Beauchamps, Daniel Filho, Vincent Maraval, Donald Ranvaud, Juliette Renaud, Mauricio Andrade Ramos, Hank Levine, Walter Salles


Reparto principal de Ciudad de Dios

Actores y actrices destacados que dan vida a la historia en Ciudad de Dios.

Tráiler Oficial

Ver tráiler oficial de Ciudad de Dios

Críticas de la película

Opiniones reales de usuarios que han visto Ciudad de Dios. Consulta sus valoraciones y comentarios.

Fernando Pino
⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐⭐ (9.0/10)

“Ciudad de Dios” no es simplemente una película; es una experiencia visceral que te condena a un viaje prolongado por uno de los rincones más oscuros y esquecidos de Brasil. La obra maestra de Fernando Meirelles y Juliana César, estrenada en 2002, se mantiene, con el paso de los años, tan impactante como el primer visionado. La película no romantiza el crimen, sino que lo presenta con una crudeza brutal y una sensibilidad conmovedora que, lejos de generar voyeurismo, provoca una reflexión profunda sobre la pobreza, la desigualdad social y la desesperación.

La dirección de Meirelles es magistral. El uso innovador de técnicas de filmación, como la cámara subjetiva y la edición frenética, sumerge al espectador directamente en la vida cotidiana de los niños de “Cidade de Deus”. La película no se detiene en largas explicaciones o narraciones lineales. En cambio, nos entrega fragmentos de la vida, momentos de violencia, juegos infantiles, encuentros casuales, todos entrelazados de manera fluida y natural. Este estilo, a pesar de su aparente caos, aporta una enorme coherencia y potencia narrativa. La película logra transmitir la sensación claustrofóbica y la constante amenaza que impregnan el día a día de la favela.

Las actuaciones son, en su gran mayoría, excepcionales. Alexander Rodrigues, como Buscapé, ofrece una interpretación sublime. La timidez y la vulnerabilidad de su personaje contrastan con la creciente dureza que le imponen las circunstancias. El torpe y ambicioso “Dadinho”, interpretado por Leandro Firmino, es igualmente convincente, mostrando la ambición desmedida y la falta de perspectivas que lo empujan hacia el crimen. Pero la película no se centra únicamente en los personajes principales. Todos los niños de la favela están bien representados, cada uno con sus sueños, sus miedos y sus aspiraciones, incluso en medio del caos. Es este aspecto lo que hace que la película sea tan rica y compleja.

El guion, coescrito por Meirelles y Paulo Santos, no rehuye la violencia, pero la integra de forma natural y necesaria a la historia. No es la violencia el tema central, sino la causa y las consecuencias de la misma. La película ilustra cómo la falta de oportunidades, la corrupción policial y la impunidad permiten que el crimen se afiance y se propague como una enfermedad. La ambición de Buscapé por convertirse en fotógrafo es un pequeño rayo de esperanza en un contexto dominado por la desesperación. Es su anhelo de escapar de la violencia y encontrar una alternativa al camino del crimen, aunque su destino parezca inevitablemente trágico. “Ciudad de Dios” es, por tanto, una denuncia social implacable y, a la vez, un retrato honesto y conmovedor de un barrio y sus habitantes. Es un relato que persiste, que nos recuerda que la esperanza, aunque tenue, puede encontrarse incluso en los lugares más oscuros.

Nota: 9/10

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