Ciudad sin ley (2017)

‘Ciudad sin ley’ (1992) es una joya atemporal del cine de acción coreano, un thriller neo-noir que, a pesar de su ambientación particular y su ritmo, se erige como una experiencia cinematográfica impactante y absorbente. La película, dirigida por Jang Sun-woo, se distingue por su atmósfera opresiva y su retrato crudo de la violencia en las calles de Seúl, específicamente en el corazón de Chinatown.

El guion, adaptado de la novela homónima de Shin Seok-ho, es la columna vertebral de la película. No se limita a simplemente contar una historia de violencia, sino que explora con maestría la fragilidad moral de sus personajes. Jang Chen, interpretado con una frialdad glacial por Kwak Do-wan, emerge como un antihéroe complejo: un prestamista despiadado, sí, pero también un producto de un sistema corrupto donde la ley no es más que una herramienta más en manos de los poderosos. Su relación con Wei Sung-Rak, interpretado por Kim Jung-taek, y Yang-Tae, ofrecen momentos de tensión palpable y un juego de poder sutil, demostrando una comprensión humana, paradójica, de la violencia. La película no glorifica la violencia, sino que la presenta como una consecuencia inevitable de la desigualdad y la falta de oportunidades.

Las actuaciones son sobresalientes en todos los niveles. Kwak Do-wan, en el papel de Jang Chen, domina la pantalla con su mirada desprovista de emociones y su presencia amenazante. Su interpretación es magistral en la sutileza con la que manipula a los demás. Kim Jung-taek, por otro lado, encarna la lealtad y la brutalidad de Wei Sung-Rak, mientras que la actuación de Kim Sang-kyung como Ma Suk-Do, el detective, es sorprendentemente humana y muestra un deseo genuino de justicia en un entorno donde la corrupción es omnipresente. El reparto secundario, en su mayoría jóvenes actores locales, contribuye a la autenticidad del escenario.

La dirección de Jang Sun-woo es notable. El uso de la iluminación, especialmente en las escenas nocturnas, es deliberadamente sombrío, creando una atmósfera densa y claustrofóbica que refleja la desesperación y la amenaza que acechan en la ciudad. La fotografía, con una paleta de colores apagados y contrastes marcados, acentúa la dureza del ambiente. La coreografía de las peleas es brutal pero realista, evitando la exageración y buscando un impacto visceral. La película no se centra en la espectacularidad visual, sino en la construcción de la tensión y la narración de un drama psicológico. La banda sonora, con melodías inquietantes y evocadoras, complementa a la perfección la atmósfera. ‘Ciudad sin ley’ no es una película fácil de ver, pero su crudeza y su profundidad emocional la convierten en una experiencia cinematográfica memorable y profundamente reflexiva sobre la naturaleza del poder, la justicia y la supervivencia en un mundo brutal.

Nota: 8.5/10