Ciudadano Bob Roberts (1992)

“Ciudadano Bob Roberts” no es una película que se olvida fácilmente. Con estrenada en 1992, esta comedia satírica de Richard Linklater se mantiene sorprendentemente fresca, un testimonio de su ingenio y, sobre todo, de su audacia. La película, a primera vista, parece una campaña política convencional, pero rápidamente se desvanece en un laberinto surrealista y, lo más importante, mordazmente crítico con la política americana y la manipulación mediática. La trama sigue a Bob Roberts, interpretado con una extraña mezcla de torpeza y carisma por William H. Macy, un músico folk que, impulsado por un oportunista productor, se lanza a la contienda senatorial.

La dirección de Linklater es magistral en su capacidad para mantener la película en un estado de constante desconcierto. No se aferra a la lógica convencional, permitiendo que la historia se desarrolle en un flujo de conciencia caótico, intercalando escenas de campaña con momentos de surrealismo onírico y parodias de la televisión. Este enfoque no es simplemente una estética; es el vehículo principal para la sátira, desvelando la vacuidad de los políticos y la superficialidad de la información que se nos presenta. Linklater no nos da respuestas fáciles, sino que nos obliga a cuestionar la verdad detrás de la narrativa.

La película se beneficia enormemente de las actuaciones. Macy, lejos de ofrecer una caricatura exagerada, captura la ambigüedad moral de Bob Roberts. Es un hombre vulnerable, pero también profundamente manipulado y, quizás, incluso culpable de sus propias acciones. La galería de personajes secundarios, incluyendo a Susan Kellerman (Madeleine Stowe) y a los diversos individuos que compiten por la atención de Bob, también están impecablemente interpretados. Destaca particularmente la actuación de Buster Keaton en un breve pero inolvidable cameo, demostrando una versatilidad sorprendente.

El guion, coescrito por Linklater y Jay Roberts, es el verdadero corazón de la película. La trama se vuelve cada vez más intrincada, incorporando elementos de conspiración militar, racismo encubierto y la explotación de la cultura popular. La película utiliza el humor para exponer las hipocresías de la época, y se atreve a abordar temas complejos con una elegancia subversiva. No teme a la oscuridad que se encuentra dentro de la política, y la película culmina en una confrontación que es tanto absurda como profundamente inquietante. La banda sonora, con canciones originales de Billy Joel, complementa perfectamente la atmósfera surrealista y ofrece momentos memorables.

En definitiva, "Ciudadano Bob Roberts" es una experiencia cinematográfica única e inolvidable. Es una película que invita a la reflexión, que desafía las expectativas y que, en última instancia, nos recuerda que la verdad a menudo se encuentra oculta bajo una capa de propaganda y manipulación. No es un entretenimiento ligero, pero ofrece una recompensa intelectual y artística considerable.

Nota: 8/10