“Class of ‘44” no es una película que provoque revoluciones ni que presente un análisis profundo de la Segunda Guerra Mundial. En cambio, ofrece una carta de amor nostálgica y, a su manera, profundamente humana a la juventud perdida y al espíritu inquebrantable que persistía durante aquellos años turbulentos. La película, dirigida con sutileza por Bruce Evans, se centra en la amistad de Hermie, Oscy y Benjie, tres jóvenes cuya vida se ve alterada por el conflicto bélico y la búsqueda de su futuro. Es una joya, sin pretensiones grandilocuentes, que se centra en la conexión genuina entre personajes que se encuentran en una encrucijada de la vida.
La película se beneficia enormemente de las interpretaciones de sus jóvenes protagonistas. Ethan Hawke, como Hermie, entrega una actuación honesta y vulnerable, transmitiendo la desesperación y la inocencia de un joven enamorado y atormentado. El resto del reparto juvenil – incluyendo a Alex Wolff como Oscy y Joe Cole como Benjie – aportan una química natural que es fundamental para el éxito de la trama. Particularmente me impactó la profundidad de Joe Cole en la caracterización de Benjie, un joven que, a pesar de su juventud, se enfrenta a dilemas morales complejos y a la creciente presión de la guerra. La película logra capturar la incertidumbre y la confusión de una generación que no comprende por qué se ve arrastrada a una batalla que no es la suya.
El guion, aunque sencillo, es efectivo en la creación de tensión y en la exploración de temas como la autoridad, la corrupción y el sacrificio personal. La trama se desarrolla a un ritmo pausado, permitiendo al espectador conectar con los personajes y comprender sus motivaciones. La escena en la que Hermie se enfrenta al presidente de la fraternidad es especialmente poderosa, representando una batalla de voluntades donde la juventud y la moral se encuentran en conflicto con el poder y la tradición. Si bien no se adentra en la crudeza de la guerra, sí sugiere, a través de las experiencias de los personajes, la angustia y el costo emocional que conlleva el conflicto. La película, en este sentido, evita caer en la glorificación bélica y se centra en las consecuencias humanas del conflicto, incluso cuando este se produce a distancia. La fotografía, con tonos cálidos y una paleta de colores que evoca la época, complementa muy bien la atmósfera melancólica de la historia.
En definitiva, “Class of ‘44” es un homenaje a la amistad, al amor y a la esperanza en medio de la adversidad. No es un drama de guerra al uso, sino una película íntima y conmovedora que celebra la resiliencia de la juventud y la importancia de mantener la integridad en tiempos de confusión y miedo. Es un recordatorio de que, a pesar de las circunstancias, la conexión humana y el deseo de un futuro mejor pueden sobrevivir incluso a los peores conflictos.
Nota: 7.5/10