“Clerks II” no es una película para todo el mundo, ni mucho menos para aquellos que buscan una experiencia cinematográfica pulida y sofisticada. Es un metatexto, una deconstrucción de los tropos del cine de taquilla y, en cierto modo, una celebración del absurdo. Kevin Smith, tras el éxito de “Clerks”, regresa con la inquietante y refrescantemente desagradable historia de Dante Hicks y Randal Graves, quienes, tras ser despididos de la tienda de discos, se ven obligados a trabajar como camareros en un restaurante de comida rápida, la "Burger Chain". No se trata de una premisa original, pero la forma en que Smith la ejecuta es lo que la hace tan distintiva.
La dirección de Smith es magistralmente caótica. Cada plano está cuidadosamente encuadrado, pero al mismo tiempo, se siente caótico y desordenado. La cámara no se detiene en ningún momento, documentando la desventura de Dante y Randal con una insistencia que refleja su propia frustración. Smith utiliza los primeros planos de forma recurrente, concentrándose en las expresiones faciales de sus personajes, en sus gestos y en los momentos de tensión más genuinos. Esto permite al espectador conectar profundamente con sus personajes y comprender sus motivaciones, aunque estas sean tan poco convencionales como defender las narices de los clientes.
Las actuaciones son excepcionales. Brian O'Halloran como Dante Hicks ofrece una interpretación visceral y, a veces, repulsiva de un hombre resentido y cínico. Su personaje, un anti-héroe amargado que se niega a ser “bueno”, es un retrato perfecto de la frustración y la desesperación. Michael Rooker, por su parte, aporta una intensidad inesperada a Randal Graves. Su personaje, un joven problemático y con una visión del mundo peculiar, complementa a Dante a la perfección. La química entre los dos actores es innegable y constituye uno de los puntos fuertes de la película.
El guion, aunque a menudo se burla de las convenciones del género, también contiene momentos de genuina sutileza y humor negro. Las conversaciones entre Dante y Randal, llenas de insultos, referencias a la cultura pop y observaciones sarcásticas, son memorables y revelan mucho sobre sus personalidades. La trama, aunque aparentemente simple, se complica a medida que avanza, ofreciendo giros inesperados y alusiones a películas clásicas. Es importante destacar la manera en que Smith utiliza los interludios con los clientes, que no son meros cameos, sino que se integran perfectamente en la narrativa y ofrecen reflexiones sobre la condición humana.
“Clerks II” no es un triunfo en términos de narrativa convencional. Es una película que exige al espectador estar dispuesto a aceptar su tono agresivo, su humor negro y su falta de pretensiones. Sin embargo, si estás dispuesto a participar en su peculiar universo, encontrarás una experiencia cinematográfica única, refrescante y sorprendentemente divertida. Es una película que, a pesar de sus defectos, merece la pena ser vista por cualquier fan de la comedia de Kevin Smith o por aquellos que buscan algo diferente del cine mainstream.
Nota: 7/10