Clockers (Camellos) (1995)

“Clockers” (Camellos), de Spike Lee, no es solo una película; es una inmersión profunda en el submundo de Brooklyn, un retrato crudo y visceral de la violencia, la corrupción y la supervivencia en las calles de un barrio plagado de oportunidades y peligros. Lee, con su habitual audacia, no ofrece un thriller convencional, sino una experiencia cinematográfica intensa y perturbadora, que a menudo se siente más como un documental meticulosamente elaborado que una narrativa lineal. La película se sitúa como una de las obras maestras de su director, y una joya del cine independiente de los 90.

La dirección de Lee es, como siempre, impecable. Su uso característico de primeros planos, cámara subjetiva y encuadres musicales es magistral, transportándonos directamente al corazón de la acción. Se nota una gran dedicación en la construcción de la atmósfera; la luz y la sombra, los sonidos y las imágenes se combinan para crear una sensación constante de tensión y desasosiego. Lee no teme mostrar la brutalidad de la calle, pero tampoco la reduce a meros clichés del género. La película está impregnada de un lirismo particular que resalta la belleza, a menudo triste y melancólica, en la vida de sus personajes.

Las actuaciones son, en su mayoría, extraordinarias. Delroy Lindo, como el inspector Mazilli, ofrece una interpretación increíblemente compleja, tejiendo en su personaje una mezcla de profesionalismo, cinismo, humanidad y una desconcertante vulnerabilidad. La presencia de Lindo es intimidante, pero también conmovedora, y su evolución a lo largo de la película es uno de los puntos fuertes de la trama. Mekhi Lewis, en el papel de Strike, entrega una actuación cautivadora, capturando la desesperación, la ambición y la lealtad de un joven atrapado en un sistema que le ofrece pocas alternativas. Sin embargo, la película no se centra únicamente en la figura del protagonista; todos los personajes, tanto buenos como malos, están bien desarrollados y contribuyen a la riqueza de la narración.

El guion, coescrito por Lee y David Schiff, es, sin duda, el corazón de la película. La historia de una red de informantes criminales, un camello que se ve envuelto en un peligroso juego, y la lucha entre la ley y la justicia, es fascinante. Lo que hace realmente destacar la película es su enfoque en las consecuencias sociales y psicológicas de la delincuencia. Lee explora la pobreza, la discriminación racial y la falta de oportunidades como fuerzas motrices que empujan a los personajes hacia caminos oscuros. La película no busca ofrecer soluciones fáciles; en cambio, se limita a mostrar la realidad en toda su crudeza. El ritmo es deliberadamente lento, permitiendo a la audiencia absorber la complejidad de la situación y a los personajes, pero también, para no apresurar la exploración de las relaciones entre los personajes.

En definitiva, “Clockers” es una obra cinematográfica imprescindible. Es un hito del cine independiente estadounidense, una película que permanece en la mente mucho tiempo después de que los créditos finales hayan terminado de rodar.

Nota: 8.5/10