Close (2022)

“Close” (Cercanos) de Lukas Magnusson es una película que se instala en la mente y no se libera fácilmente. No se trata de una película de suspense con giros argumentales vertiginosos, sino de una exploración inquietante y sutil de la pérdida, el trauma y la desconfianza. Magnusson nos ofrece un drama psicológico con una atmósfera densa y un ritmo pausado que, aunque puede resultar lento para algunos, recompensa la paciencia del espectador con una experiencia profundamente perturbadora.

La película, ambientada en un pequeño pueblo sueco, se centra en la relación que se desarrolla entre Léo, un chico de 13 años, y Sophie, la madre de su amigo Rémi. Tras un evento traumático que los separa, Léo intenta, a su manera infantil, comprender lo que ha sucedido. La dirección de Magnusson es notablemente minimalista y precisa. La cámara, en su mayoría, se mantiene alejada de los personajes, observándolos de perfil o desde ángulos que no revelan inmediatamente sus emociones. Esta distancia contribuye a la sensación de incomodidad y a la dificultad de juzgar las intenciones de los personajes. Se aprovecha al máximo la belleza del paisaje sueco, un elemento que, paradójicamente, refuerza la alienación y el aislamiento de los protagonistas.

Las actuaciones son sobresalientes. El joven Nils Jungenberg, como Léo, ofrece una interpretación excepcionalmente natural y contundente. Captura con una mirada y una gestualidad la mezcla de vulnerabilidad, curiosidad y confusión de un niño que se enfrenta a una situación incomprensible. El trabajo de Hanna Winkvist, como Sophie, es igualmente convincente. Ella transmite la fragilidad, el dolor y la creciente desconfianza con una sutileza impresionante. No recurre a excesos expresivos, sino que se basa en pequeños detalles, en las microexpresiones y en la mirada para revelar la complejidad de su personaje.

El guion es, sin duda, el corazón de la película. No se trata de una narración lineal y directa, sino de una serie de escenas que se interrelacionan de forma fragmentada, como piezas de un rompecabezas inacabado. La ambigüedad es la norma, y la película deja al espectador con más preguntas que respuestas. La historia se construye lentamente, a partir de pequeños detalles y de las conversaciones entre los personajes. La fuerza de la película reside en su capacidad para sugerir, para evocar sensaciones y para plantear interrogantes sobre la naturaleza de la verdad y la forma en que el trauma puede afectar a nuestras relaciones. El final, deliberadamente abierto, invita a la reflexión y a la interpretación individual.

“Close” no busca ofrecer un entretenimiento fácil. Es una película que exige atención, que requiere un cierto grado de empatía por los personajes y que puede resultar desconcertante o incluso perturbadora. Pero, a pesar de su ritmo lento y su ambigüedad, es una obra de arte conmovedora y original que merece la pena ser vista.

Nota: 8.5/10