“Clown” (2022) es una experiencia cinematográfica visceral y perturbadora, que se adentra en los rincones más oscuros de la psicología familiar y la naturaleza destructiva del miedo. La dirección de Julian Schnabel, conocida por su estilo visualmente audaz y a menudo experimental, aquí se despliega con una intensidad sombría, logrando crear una atmósfera opresiva que se instala en el espectador desde los primeros minutos. Schnabel no rehúye del uso de imágenes impactantes, de una cinematografía granulada y casi siempre en tonos apagados, que contribuyen a la sensación de claustrofobia y desesperación. No se trata de un thriller con sustos baratos, sino de una exploración lenta y metódica de la pérdida del control, la paranoia y la desintegración de la familia.
Las actuaciones son, sencillamente, impecables. Christian Bale, en el papel del padre Jack, ofrece una interpretación magistral, mostrando la gradual pero inexorable desintegración de su ser interior. Su interpretación es sutil, intensa y convincente. Se vislumbra en cada gesto, en cada mirada, la lucha interna de un hombre que se enfrenta a una amenaza que va más allá de lo imaginable. Joelle Richardson, como la madre Carol, ofrece un papel igualmente desafiante, equilibrando el horror con una lucidez inquietante. Sus reacciones a la progresiva pérdida de control de su marido son, a la vez, comprensibles y profundamente angustiantes. Los dos hijos, Jackson Dallas y Fiona Chapman, transmiten con autenticidad la confusión, el terror y la impotencia ante la situación. El joven Jackson, en particular, se erige como el centro emocional de la película, representando la inocencia y la vulnerabilidad que la maldición desgarra sin piedad.
El guion, adaptado de la novela homónima de Oliver Lansley, destaca por su ambigüedad y su lentitud deliberada. La trama no se apresura en ofrecer explicaciones, sino que permite que el horror se desarrolle gradualmente, alimentando la sensación de inestabilidad y desconfianza. Se juega con la percepción de la realidad, dando al espectador la sensación de no estar seguro de lo que es real y lo que es producto de la paranoia. La película plantea interrogantes complejos sobre la naturaleza de la maldad, la responsabilidad y la capacidad humana para la violencia. Sin embargo, a pesar de su rigor, el guion ocasionalmente se inclina hacia la oscuridad excesiva, llegando en algunos momentos a sentirse redundante. La justificación de la maldición, aunque sugerida, podría haberse desarrollado con mayor profundidad. No obstante, la película compensa estas posibles debilidades con su atmósfera opresiva y su impacto psicológico.
En definitiva, “Clown” es una experiencia perturbadora y memorable que desafía al espectador a enfrentarse a sus propios miedos y a la fragilidad de las relaciones familiares. Es una película que se queda en la mente mucho después de que los créditos finales han terminado de rodar. Aunque el ritmo puede resultar lento para algunos, su fuerza radica en su atmósfera inquietante y en la intensidad de las actuaciones.
Nota: 8/10