Cocodrilo Dundee en Los Ángeles (2001)

“Cocodrilo Dundee en Los Ángeles” no es una obra maestra de la comedia, ni siquiera un respiro refrescante después de otras películas del género. Sin embargo, ofrece una dosis de nostalgia y un entretenimiento ligero que, paradójicamente, resulta sorprendentemente entretenido. Paul Hogan, en su papel icónico, vuelve a encarnar al afable Mick Dundee, un hombre australiano con un pasado accidentado y una actitud relajada ante cualquier desafío, y lo hace con un encanto que solo él posee. La película se basa en la premisa de que su hijo, un joven algo desocupado, se ve forzado a regresar a California para ayudar a su padre con la dirección de un periódico, lo que lo lleva a una aventura inesperada en la vibrante y caótica ciudad de Los Ángeles.

La dirección, liderada por Steve Johnson, es funcional, si bien carece de originalidad. Se centra en mantener el ritmo rápido y el humor visual, recurriendo a situaciones cómicas absurdas y diálogos ingeniosos, aunque con una premisa predecible. La película se apoya fuertemente en la comedia física, lo que puede resultar atractivo para algunos espectadores, pero también puede resultar un tanto repetitivo. Sin embargo, la ambientación de Los Ángeles y la inclusión de elementos del mundo del cine de Hollywood añaden un componente visual interesante, aunque no se explore a fondo. Se intenta, de alguna manera, crear un contraste entre el mundo natural y la artificialidad de Hollywood, pero el efecto final es discreto.

La actuación de Paul Hogan, por supuesto, es el pilar central de la película. Muestra su habitual carisma y facilidad para reírse de sí mismo. Si bien la química con la hija de Mick, interpretada por Joel Edgerton, es decente, no llega a alcanzar la profundidad necesaria para generar un vínculo convincente. La actuación de Edgerton, aunque competente, no logra destacar realmente, quedando un poco eclipsada por la figura paterna. Las secundarias, entre ellas, una interpretación sólida de Rob Vanievens, también cumplen su función sin dejar una huella memorable.

El guion, sin embargo, es el punto débil más evidente. La trama es simple y directa, con un desarrollo lineal que carece de sorpresas significativas. Se basa en clichés de la comedia familiar y en situaciones cómicas derivadas de la cultura del cine de Hollywood. Aunque hay algunos momentos divertidos, la falta de originalidad y profundidad en la trama perjudica la experiencia general. Se intenta dotar de cierta carga emocional a la historia, especialmente en relación con la relación padre-hijo, pero esto no se consigue plenamente. En definitiva, el guion se conforma con ofrecer una serie de gags visuales y situaciones cómicas sin profundizar en las motivaciones de los personajes ni explorar temas más complejos.

En conclusión, “Cocodrilo Dundee en Los Ángeles” es una comedia ligera y entretenida, perfecta para una noche de cine familiar. Paul Hogan brilla, y la ambientación de Los Ángeles aporta un valor visual extra. Sin embargo, su guion simple y su falta de originalidad limitan su potencial. Es una película olvidable, pero que no deja un mal sabor de boca.

Nota: 6/10