“Código Negro” es, en esencia, una película de acción y suspense con un toque de comedia, pero no llega a ser más que un entretenimiento superficial. La premisa – un portero amnésico de la que no se sabe nada, interpretado con una sorprendente y a veces sorprendentemente sutil efectividad por Cedric the Entertainer – se ve repentinamente sacudida por la aparición de Lucy Liu como una “femme fatale” decidida a convencerlo de su pasado secreto. La idea, en principio, prometía una dinámica interesante, una mezcla entre el suspense de las operaciones encubiertas y el humor de un antihéroe. Sin embargo, la película se queda a medio camino, tropezando con clichés y una ejecución que, en general, carece de la solidez que la premisa sugirió.
La dirección de Rob Cohen (“Fast Five”) es competente, con escenas de acción coreografiadas de manera efectiva, aunque a veces se inclina demasiado hacia lo espectacular y lo estilizado, sacrificando la tensión y la credibilidad. Cohen se centra en los efectos visuales, y aunque éstos son buenos, no logran compensar la falta de profundidad en la construcción de la trama. Hay momentos en que la película parece querer imitar a “Casino Royale” o “Kingsman”, pero se queda corto, perdiendo la autenticidad y el tono característico. La banda sonora, omnipresente y a menudo estridente, también contribuye a este ambiente ligeramente artificial.
Cedric the Entertainer ofrece un buen trabajo como el portero, aportando un toque cómico y una personalidad entrañable al personaje. Logra transmitir la confusión y la frustración de un hombre que ha perdido la memoria, y su desarrollo a lo largo de la película es interesante, aunque no del todo convincente. Lucy Liu, por otro lado, está relegada a un papel secundario, en el que su carisma y su presencia escénica no logran compensar la falta de una historia profunda para su personaje. Su interpretación es más un montaje de frases sabias y miradas intensas, que no generan una conexión real con el espectador.
El guion es el punto más débil de la película. Las situaciones son predecibles, los diálogos a veces torpes y la trama se llena de agujeros argumentales que restan credibilidad a la historia. El asunto de las armas internacionales, central en la trama, se presenta de forma superficial, sin profundizar en las motivaciones de los personajes ni en las consecuencias de sus acciones. El ritmo es irregular, con momentos de tensión intercalados con escenas de acción innecesariamente largas. Se siente como si la película se hubiera apresurado para llegar al clímax, sin dar tiempo suficiente para desarrollar los personajes o explorar las implicaciones de la trama.
En definitiva, “Código Negro” es una película de acción olvidable, que ofrece entretenimiento superficial pero sin aportar nada nuevo al género. Si se busca una experiencia cinematográfica estimulante, es mejor optar por otras opciones. La película es un ejercicio de estilo sin sustancia, que no deja una impresión duradera.
Nota: 5/10