Código oculto (Branded) (2012)

“Branded” (Código Oculto) es una propuesta visualmente interesante y, en su núcleo, conceptualmente ambiciosa que, sin embargo, se ve obstaculizada por un guion torpe y una ejecución que, a pesar de sus buenas intenciones, no alcanza su potencial. La película se adentra en un futuro distópico, no particularmente original, donde las corporaciones han empleado una tecnología genética para manipular la mente humana, reduciendo a la población a seres pasivos y sumisos. Este concepto, que puede resultar inquietante y provocador, queda deslucido por una narrativa que a menudo se siente predecible y carente de profundidad.

La dirección de Brandon Cronenberg, hijo del icónico David Cronenberg, es indudablemente distintiva. El uso del color, especialmente el verde y el azul, genera una atmósfera opresiva y surrealista que acompaña bien la premisa de la película. Cronenberg explora la idea de la despersonalización y la pérdida de identidad a través de imágenes impactantes y contrastantes. Las escenas son visualmente ricas, con un diseño de producción detallado que sugiere una sociedad controlada por la tecnología y la publicidad omnipresente. Sin embargo, esta estética, aunque efectiva en momentos, se siente a veces recargada, con demasiados efectos visuales que, en lugar de realzar la historia, la distraen y diluyen su impacto.

El reparto es competente, liderado por Andrew Lincoln, quien ofrece una actuación sólida como Misha, un hombre atormentado que se niega a aceptar el sistema. La interpretación de Lincoln se caracteriza por la sutileza, transmitiendo la desesperación y la determinación de su personaje con moderación. El resto del elenco ofrece interpretaciones correctas, aunque ninguno logra destacar realmente. Sin embargo, la química entre los personajes se siente floja, lo que contribuye a la sensación general de desconexión que afecta la película.

El guion, sin embargo, es el mayor punto débil de “Branded”. La trama se arrastra sin gracia, repleta de diálogos poco naturales y expositivos. Las motivaciones de los personajes son a menudo poco claras, y la resolución final, aunque visualmente impactante, carece de la fuerza dramática necesaria para justificar la larga espera. Se intuye la ambición de la película por explorar las profundidades del control social y la manipulación de la mente, pero el desarrollo de la historia se ve truncado por una lógica interna inconsistente y una falta de ritmo. Las ideas, aunque pertinentes, son presentadas de forma superficial, sin profundizar en sus implicaciones éticas o sociales. El thriller psicológico que se propone termina siendo más una colección de escenas visualmente llamativas que un argumento convincente.

En definitiva, “Branded” es una película que podría haber sido mucho más. Su premisa es interesante y su estética visualmente atractiva, pero la debilidad del guion y la falta de desarrollo de los personajes impiden que la experiencia sea realmente satisfactoria. Una película con potencial frustrado.

Nota: 5/10