Colegialas lesbianas y el placer de pervertir (1983)

“Colegialas lesbianas y el placer de pervertir” es, en esencia, una película que confronta una problemática social con una ambición narrativa que, aunque interesante en su premisa, no logra consolidarse plenamente. La película no se resiste a abordar la desestructuración de la moral tradicional a través de la mirada de dos adolescentes en una situación de vulnerabilidad económica y emocional. Sin embargo, el guion, si bien inicialmente promete una exploración profunda de la ambición, la manipulación y las consecuencias de las acciones, se siente a veces apresurado y recurre a tropismos que, en lugar de profundizar en la complejidad de los personajes, restan credibilidad a sus motivaciones.

La dirección de Marta Luján, aunque competente, se ve limitada por un estilo visual que, por momentos, se inclina hacia lo excesivo. Se observa un uso de la cámara y la música que, lejos de servir para crear tensión dramática, a veces se percibe como oportunista, llegando incluso a parecer gratuita. La cinematografía, por ejemplo, recurre a planos detallados en las escenas de seducción, pero no logran transmitir el verdadero sentimiento que se busca. Los vestuarios, por otro lado, son notables y reflejan la madurez artística del equipo, pero se ven eclipsados por la ejecución general del film.

El núcleo de la película reside, sin duda, en las actuaciones de las dos protagonistas: Ana Ibáñez y Julia Montes. Ambas jóvenes demuestran una gran solidez actoral, transmitiendo la confusión, la ambición y la desesperación de sus personajes con una naturalidad que sorprende. La química entre ellas es palpable y es uno de los puntos fuertes de la película. Sin embargo, es importante destacar que sus actuaciones se ven a veces limitadas por un guion que no les ofrece suficiente material para explorar la profundidad de sus personajes. La interpretación de los antagonistas, aunque válida, se siente menos desarrollada, lo que disminuye el impacto dramático de las situaciones.

El guion, como ya se ha mencionado, es el principal punto débil de la película. La trama, basada en una idea audaz, se vuelve algo artificial a medida que avanza. Se diluyen algunos de los elementos más interesantes de la premisa inicial y se recurre a clichés narrativos que disminuyen la intensidad emocional. La construcción de la relación entre las protagonistas y su tía, aunque presenta momentos de tensión, carece de una profundidad que permita comprender verdaderamente las motivaciones de los personajes. Se intenta explorar la idea de la transgresión y la subversión de las normas sociales, pero sin llegar a un análisis crítico o reflexivo.

En definitiva, “Colegialas lesbianas y el placer de pervertir” es una película con potencial, pero que no logra alcanzar la plenitud que le permita consolidarse como una obra destacada. Es una película con riesgos, que intenta desafiar las convenciones y explorar temas controvertidos, pero que se ve limitada por un guion imperfecto y una dirección que, en ocasiones, se concentra más en la estética que en la sustancia. Se podría haber logrado un comentario social más interesante y un drama más impactante si se hubiera explorado con mayor profundidad las motivaciones y las consecuencias de las acciones de los personajes.

Nota: 6/10