Comanchería (2016)

“Comanchería” es un western contemporáneo que, a pesar de sus ambiciones, no logra despegar completamente de la tierra en la que se arraiga. Dirigida por Daniel L. Olsen, la película se presenta como un drama familiar con toques de acción, centrándose en la tensa relación entre dos hermanos y el intento desesperado de un padre por mantener viva su legado. La historia se desarrolla en el árido paisaje de Texas, un escenario perfecto para la atmósfera de desesperación y hostilidad que impregna la narrativa.

El guion, aunque sólido en su planteamiento inicial, se vuelve algo repetitivo en sus elementos. La premisa de los robos para salvar la granja es un cliché, y las situaciones de tensión se revelan con demasiada predecibilidad. Si bien la tensión es palpable, la película no se atreve a profundizar en las complejidades psicológicas de sus personajes. La motivación del padre, Robert (interpretado por Jeffrey Dean Morgan), es comprensible, pero su comportamiento a veces resulta inverosímil y su decisión de involucrar a su hermano, Marcus (John Hawkes), se siente un tanto forzada. Se podría haber explorado más el conflicto interno del personaje principal y la dinámica familiar que lo llevó a esta situación. La película se enfoca demasiado en la ejecución de los robos, relegando el desarrollo emocional a un segundo plano.

Las actuaciones, por otro lado, son un punto fuerte. Jeffrey Dean Morgan ofrece una interpretación convincente como un hombre consumido por la culpa y la desesperación. Su mirada transmite la angustia de un hombre que ha perdido todo y lucha por recuperar su dignidad. John Hawkes, como Marcus, se erige como un personaje paradójico y aterrador. Su comportamiento impredecible y su oscuro pasado añaden una capa de intriga a la trama. Hawkes logra un equilibrio perfecto entre vulnerabilidad y amenaza, representando un personaje que es a la vez simpático y repulsivo. Las escenas de interacción entre los dos hermanos son las más impactantes y memorables de la película, revelando un legado de dolor y resentimiento.

La dirección de Olsen es competente, utilizando eficazmente el paisaje desolado de Texas para reforzar el tono sombrío de la película. La fotografía, en general, es buena, capturando la belleza salvaje del Oeste, aunque a veces recurre a excesos estilísticos que restan naturalidad. La banda sonora, aunque efectiva para crear atmósfera, podría haber sido menos predecible. La película se beneficia de un ritmo pausado, que permite construir la tensión y desarrollar la relación entre los personajes, pero a veces esa lentitud se siente como una indecisión narrativa, ralentizando el desarrollo de la trama y perdiendo la conexión con el espectador.

En definitiva, "Comanchería" es una película que ofrece un buen punto de partida, con actuaciones sólidas y un ambiente interesante. Sin embargo, la falta de originalidad y la predecibilidad de ciertos elementos impiden que alcance su máximo potencial. Es un western que, sin duda, vale la pena ver por su atmósfera y las interpretaciones, pero que no llega a ser más que un entretenimiento decente.

Nota: 6/10