Comando (1985)

‘Comando’ (1985) no es, en absoluto, un thriller político sofisticado. Es un espectáculo de acción explosivo, una exhibición de coreografías de artes marciales delirantes y una carta de amor visual al cine de espías de los 70, con una fuerte influencia de Bruce Lee. Si buscas una experiencia cinematográfica profundamente cerebral, esta película no es para ti. Sin embargo, si buscas una dosis de adrenalina, un héroe inquebrantable y una estética vibrante, ‘Comando’ cumple con creces sus promesas, aunque con algunas limitaciones.

Arnold Schwarzenegger, en su papel inaugural como estrella de acción, está absolutamente descontrolado. Su interpretación del coronel John Matrix es una glorificación del físico y la habilidad en combate. Si bien su caracterización a veces se siente un poco plana, su presencia física es innegablemente imponente y su energía contagiosa impulsa la narrativa hacia adelante. Schwarzenegger domina cada secuencia de lucha, haciendo sentir cada golpe y patada con una autoridad convincente. No se trata de una actuación emotiva, sino de una demostración física que establece a Matrix como un hombre prácticamente invencible. El desarrollo de su personaje, aunque presente, se reduce a la necesidad de proteger a su hija y la búsqueda de la justicia, elementos que se manifiestan más a través de sus acciones que de diálogos internos.

La dirección de Michael Bay, a pesar de ser relativamente joven en ese momento, ya demostraba su dominio sobre el ritmo y la escala visual. Las secuencias de acción, coreografiadas con una precisión asombrosa, son simplemente espectaculares. Las explosiones, los coches destrozados y los escenarios cubiertos de escombros se ejecutan con una intensidad que hoy en día se percibe algo exagerada, pero en 1985 representaba un nuevo estándar de espectáculo cinematográfico. La paleta de colores vibrante y la fotografía, aunque a veces un poco recargada, contribuyen a crear una atmósfera exótica y peligrosa en los escenarios sudamericanos.

Sin embargo, el guion de Edward Neumeier y Carl Mascheroni presenta algunas fallas notables. Los personajes secundarios carecen de profundidad y, en general, son meros peones en la trama. Las motivaciones del dictador Velásquez, interpretado por Raúl Julia, son bastante simplistas, reduciéndose a la sed de venganza personal. La trama, en última instancia, es predecible, siguiendo un patrón clásico de héroe que regresa para salvar el día. A pesar de ello, la película logra crear un sentido de urgencia y peligro gracias a la ambición visual y a la omnipresencia de la acción.

A pesar de sus limitaciones, ‘Comando’ se erige como una película imprescindible para los aficionados al género de acción y un valioso documento de la evolución del cine de espías. Es una película que celebra la fuerza, el coraje y la valentía, con una estética visual que sigue siendo impactante hoy en día. Además, sirve como punto de partida para entender la trayectoria de un actor que se convertiría en un ícono.

Nota: 7/10