Comando Patos Salvajes (1984)

“Comando Patos Salvajes” (Sicario) no es un thriller de acción convencional, sino una incursión visceral y perturbadora en las profundidades del conflicto fronterizo entre Estados Unidos y México. Denis Villeneuve nos entrega una película que desafía la narrativa heroica, presentando una visión brutal y realista de la guerra contra las drogas, desmitificando la imagen del ‘hombre de acción’ y exponiendo la complejidad moral de la situación.

La dirección de Villeneuve es impecable. No busca el espectáculo deslumbrante de los explosivos y persecuciones a gran escala, sino que se centra en la atmósfera, la tensión y la psicología de los personajes. Utiliza la fotografía en tonos sepia y desaturados, el silbido del viento y el paisaje árido y amenazante para crear una sensación constante de incomodidad y peligro. Cada plano se estudia con meticulosidad, ralentizando el tiempo y aumentando la sensación de claustrofobia incluso en los espacios abiertos. Villeneuve consigue que el espectador se sienta arrastrado a ese mundo, sintiendo el calor, la suciedad y la desesperación. El uso de planos largos y alternados, a menudo sin diálogos, genera una narrativa poética y subversiva, que nos obliga a observar y a reflexionar.

Las actuaciones son excepcionales. Josh Brolin, como Matt Graver, un agente de la DEA atormentado por su pasado y la brutalidad de su trabajo, ofrece una interpretación sobria pero intensamente convincente. Benicio del Toro, en el papel del ambiguo traficante Alejandro, es simplemente brillante. Su actuación es llena de matices, evitando caer en estereotipos y logrando que el espectador empatice con un personaje moralmente cuestionable. Emily Blunt como Kate, la esposa de Graver, representa la desesperación y el dolor de una mujer atrapada en una guerra que no comprende y a la que no puede salvar. Las interacciones entre los personajes son complejas y reveladoras, mostrando la fragilidad de la humanidad frente a la violencia y la corrupción.

El guion, adaptado de un artículo de David Finkel, es lo que realmente distingue a “Comando Patos Salvajes”. La película no ofrece respuestas fáciles. Plantea preguntas difíciles sobre la justicia, la moralidad y el costo de la guerra contra las drogas. La narrativa se basa en la perspectiva del protagonista, Graver, un agente que opera en una zona gris moral, sin justificaciones claras para sus acciones. La película explora la trilateralidad del conflicto: la DEA, los traficantes y los nativos, todos son víctimas y perpetradores en un ciclo vicioso de violencia. La película no glorifica la violencia, sino que la muestra como un hecho inevitable, como un mal necesario en un contexto de corrupción y desesperación. El final, abierto y ambiguo, es una declaración poderosa que desafía al espectador a reflexionar sobre la naturaleza de la guerra y sus consecuencias.

En definitiva, “Comando Patos Salvajes” es una película profundamente inquietante, visualmente impactante y narrativamente inteligente. Es una obra que se queda en la memoria mucho después de que termina los créditos. Es una película que te obliga a cuestionar tus propias ideas sobre el bien y el mal, la justicia y la moralidad.

Nota: 9/10