Cometieron dos errores (1968)

“Cometieron dos errores” (They Shoot Horses, Don't They?) no es simplemente una película sobre el Viejo Oeste; es un estudio moral sobre la desesperación, la violencia y la fragilidad de la justicia en un territorio implacable. Clint Eastwood, en su debut como director, logra un equilibrio magistral entre la épica de la frontera y el drama humano, creando una experiencia cinematográfica visceral y profundamente conmovedora.

La película se centra en Jed Cooper, interpretado con una intensidad silenciosa y cautivadora por Eastwood. No es un héroe de Hollywood convencional. Jed es un hombre marcado por la vida, un sobreviviente curtido por la dura realidad de la fiebre del oro. Su actuación, en la que la mirada transmite más que mil palabras, es la columna vertebral de la narrativa. La película no se dedica a la grandilocuencia en sus diálogos; en cambio, se permite que el personaje se manifieste a través de sus acciones, su lenguaje corporal y, sobre todo, a través de las cicatrices que lleva en el alma.

La dirección de Eastwood es notable por su economía narrativa y su uso del paisaje. La fotografía de Caleb Banks y Ted Bradbury, con tonos cálidos y polvorientos, conecta de manera perfecta con la atmósfera de la época, creando un sentido de autenticidad y desolación. La puesta en escena es deliberadamente austera, sin artificios, lo que obliga al espectador a concentrarse en las relaciones humanas y la brutalidad de la situación. El ritmo es pausado, permitiendo que la tensión se acumule gradualmente hasta el punto de estallar en la violencia implacable que impregna la historia. La película no glorifica la violencia, sino que la muestra como una consecuencia lógica de la pobreza, el hambre y la falta de justicia.

El guion, adaptado de la novela de Horace McCoy, es inteligente y complejo. No se limita a narrar un relato de supervivencia; explora las motivaciones de los personajes, cuestionando la moralidad de la época y la justificación de la violencia. La inclusión de personajes como el sheriff Fentom (Richard Farnsworth) y la joven Lily (Lauren Bacall) añade capas de profundidad a la trama. Farnsworth, en particular, ofrece una interpretación memorable del juez, un hombre atormentado por sus propios errores y la corrupción que impregna su sistema judicial. Bacall, con su interpretación de Lily, es un símbolo de esperanza y vulnerabilidad en un mundo desolador. El contraste entre la inocencia de Lily y la brutalidad del entorno es uno de los aspectos más impactantes de la película.

Sin embargo, “Cometieron dos errores” no es perfecta. Algunas escenas pueden sentirse un poco lentas para el espectador moderno, acostumbrado a un ritmo más vertiginoso. No obstante, esta deliberada lentitud es esencial para transmitir la atmósfera de la época y la desesperación de los personajes. Es una película que te exige paciencia y te recompensa con una reflexión profunda sobre la condición humana y los límites de la justicia. Es, en definitiva, una obra maestra del género western, que trasciende las convenciones del género para ofrecer una historia conmovedora y relevante.

Nota: 8.5/10