“Como en los viejos tiempos” (Como los viejos tiempos) no es un thriller de acción explosivo, ni siquiera una comedia pura y dura. Es, en cambio, un drama con toques de humor negro y un peculiar sentido del absurdo, una película que, a pesar de sus limitaciones, consigue una cierta encanto y una sensación de estar presenciando una pequeña, peculiar anomalía en la rutina cotidiana. La película, dirigida por Mark Waters, se centra en Nick Gardenia (Robert Downey Jr.), un escritor bloqueado que se retira a un cabaña en la costa para sacar ideas para su nueva novela. Su soledad se interrumpe abruptamente cuando dos criminales lo secuestran y lo obligan a participar en un atraco a un banco, poniendo en riesgo su vida y, lo más importante, el secreto de su ex esposa, Glenda (Amanda Seyfried).
La película se beneficia enormemente de las actuaciones de Downey Jr. y Seyfried. Downey Jr., a pesar de su trayectoria, demuestra una versatilidad impresionante al interpretar a un hombre intelectual y algo neurótico, forzado a actuar bajo coacción. Logra transmitir la frustración, el miedo y, en ocasiones, el humor sutil que caracteriza a su personaje. Seyfried, por otro lado, aporta una dulzura y un corazón genuino al encarnar a Glenda, una mujer apasionada por los animales abandonados, cuyo instinto maternal y su amor por los animales la convierten en la única persona capaz de ayudar a Nick. La dinámica entre ambos personajes es el núcleo emocional de la película, y su relación evoluciona de forma creíble a lo largo de la trama.
El guion, aunque no carente de convencionalismos, se beneficia de un ritmo pausado que permite desarrollar las situaciones con un cierto dramatismo. La trama, sin embargo, se siente a veces un poco inverosímil, recurriendo a giros inesperados que, aunque generan momentos de sorpresa, también pueden parecer forzados. La dirección de Waters se centra en crear una atmósfera de tensión constante, empleando con maestría la fotografía y la banda sonora para subrayar los momentos de peligro y suspense. El uso de la luz natural, sobre todo durante las escenas en la playa, contribuye a generar una sensación de calma que contrasta con la acción que se desarrolla. La película se adentra en la exploración de temas como la culpa, el arrepentimiento y las consecuencias de las acciones, aunque estos no son tratados con la profundidad que merecerían. El conflicto con el marido de Glenda, interpretado por Bryan Cranston, aporta un elemento de tensión adicional y sirve como un recordatorio constante de los peligros que Nick está enfrentando.
Si bien la película no es una obra maestra, sí es una experiencia de entretenimiento agradable, con personajes interesantes, actuaciones sólidas y un tono particular que la diferencia de otras producciones del género. Es una película que invita a la reflexión sobre la naturaleza humana y sobre las decisiones que tomamos en la vida, aunque siempre con una pizca de humor negro. La idea central, la de un escritor bloqueado involucrado en un crimen, es intrigante y Waters consigue llevarla a buen término, a pesar de las trampas inherentes a la premisa.
Nota: 7/10