Como perros y gatos (2001)

“Como perros y gatos” es una incursión descaradamente divertida en el género de espionaje, pero sorprendentemente también se erige como un estudio sobre la jerarquía, la lealtad y la inevitabilidad del cambio. La película, dirigida con un toque visualmente sutil por Michael Radford, no se toma a sí misma demasiado en serio, abrazando un tono que oscila entre la comedia slapstick y el thriller de suspense, aunque siempre con un ligero toque de ironía. La premisa – un gato persa pomposo y egocéntrico liderando una rebelión contra la raza canina – podría sonar absurda, pero Radford la maneja con una elegancia sorprendente, otorgándole un núcleo de plausibilidad que la hace más atractiva de lo que cabría esperar.

El guion, adaptado de la novela de Spike Milligan, es, en general, sólido. Se basa en la sátira de las convenciones de la espionaje y las estructuras jerárquicas, presentándolas a través de los ojos, y a menudo a través de las desventuras, de Lou, el novato Beagle. La película aprovecha al máximo el potencial de la historia, aunque el ritmo a veces se resiente en algunos momentos, ralentizándose ligeramente durante las escenas de intriga más elaboradas. Sin embargo, la comedia, inherentemente, mantiene el interés del espectador, y las situaciones absurdas y los diálogos ingeniosos logran evadir la monotonía. Se nota una cierta influencia de la comedia física, un estilo reminiscente de la estética de Terry Gilliam, que aunque no siempre es el punto fuerte, aporta una personalidad particular a la película.

Las actuaciones son, sin duda, uno de los puntos fuertes de la película. Richard Lester, que también se encarga de la dirección, interpreta a Mr. Tinkles con una teatralidad exagerada pero irresistiblemente carismática. Su presencia en pantalla es una delicia, y logra transmitir con notable eficacia la arrogancia y la ambición del personaje. La química entre Lester y el joven Ben Tilly, quien interpreta a Lou, es excelente. Tilly ofrece una interpretación natural y encantadora, transmitiendo el nerviosismo y la inseguridad del personaje de manera convincente. Los actores de apoyo, que interpretan a los agentes caninos veteranos, también son notables, aportando un toque de humor y autenticidad a la historia. Destaca particularmente la interpretación de Michael Sheen, quien ofrece una actuación breve pero memorable en el papel del jefe canino, combinando autoridad con un toque de exasperación.

Visualmente, "Como perros y gatos" es una película agradable, aunque no revolucionaria. La dirección de fotografía es competente, y los fondos verdes, elementos comunes en las producciones de espionaje, se utilizan de forma efectiva para crear un ambiente de suspense y humor. La banda sonora, minimalista pero efectiva, complementa la acción en pantalla y contribuye a la atmósfera general de la película. Sin embargo, la película no intenta sorprender con efectos especiales o innovaciones técnicas, optando por un enfoque más clásico y tradicional del género de espionaje. En definitiva, es una película que cumple su cometido: entretener, hacer reír y ofrecer una visión satírica de los clichés del género.

Nota: 7/10