Cómo triunfar en publicidad (1989)

“Cómo triunfar en publicidad” es una comedia negra inquietante, un estudio de personaje que desentraña lentamente la fragilidad mental a través del prisma de una obsesión trivial. Dirigida por Christian Petzold, la película, a pesar de su premisa aparentemente ligera, se adentra en un territorio oscuro y perturbador, donde la búsqueda de la perfección comercial se convierte en un reflejo de la propia disfuncionalidad del protagonista. La película no busca el entretenimiento rápido y fácil; se construye con una deliberada lentitud que, aunque puede frustrar a algunos espectadores, es precisamente lo que le otorga su fuerza.

La dirección de Petzold es magistral en su enfoque. La cámara, a menudo alejada y observadora, se siente como un testigo silencioso de la espiral descendente de Dennis Dimbleby Bagley, interpretado con una intensidad palpable por Ben Whishaw. Whishaw ofrece una actuación deslumbrante, retratando a un hombre que, con una sonrisa forzada y una mirada vacía, es a la vez simpático y profundamente inquietante. Su personaje, un publicista ambicioso y obsesionado con la fama y el éxito, se convierte en un espejo de la superficialidad de la industria publicitaria y, al mismo tiempo, en una representación de la soledad y el aislamiento existencial.

El guion, adaptado de la novela de Stefan Breher, es sorprendentemente delicado. La historia no recae en chistes fáciles o situaciones cómicas predecibles. En su lugar, se centra en las consecuencias emocionales de la obsesión de Dennis, mostrando cómo su búsqueda de la perfección comercial lo aleja de sus seres queridos y lo desgarra por dentro. El guion explora temas como la alienación, la identidad, la presión social y la fragilidad de la mente humana, todo ello con una sutileza y un realismo que son, a menudo, perturbadores. Las escenas de interacción con su esposa (Geraldine James) y sus amigos (Adam Shakespeare, Alex Hogwood) son especialmente efectivas, revelando el impacto devastador de la obsesión de Dennis en sus relaciones. La banda sonora, minimalista pero evocadora, contribuye a crear una atmósfera de creciente tensión y desasosiego.

Si bien la película se mueve a un ritmo pausado, la dirección y las actuaciones logran mantener el interés del espectador. La cinematografía, con una paleta de colores apagados y una iluminación que enfatiza la soledad de Dennis, refuerza la atmósfera general de angustia. La película no ofrece respuestas fáciles, y deja al espectador con una sensación de inquietud persistente, reflexionando sobre la naturaleza del éxito y el precio que se paga por la búsqueda de la perfección.

Nota:** 7/10