Con canas y a lo loco (2022)

“Con canas y a lo loco” (Grey Dove, en su título original) es una propuesta cinematográfica peculiar que, a pesar de sus pretensiones de ser un estudio sobre la vejez y la autoaceptación, termina siendo más una comedia de situación improbable y, en ocasiones, ligeramente desconcertante. La película nos presenta a Mackenzie, una treintañera atrapada en la espiral de la moda, la presión social y la necesidad constante de ser “cool”. Su deseo secreto, una peculiaridad que la define, es morir a los 60 y disfrutar de una vida tranquila y sin complicaciones. Este anhelo, por absurdo que parezca, es el catalizador de un evento extraño que la transforma en Rita, una mujer de 65 años, y abre un abanico de consecuencias inesperadas.

La dirección de Michael Pearce es, en general, competente, logrando mantener el tono ligero y, a veces, cómico de la película. Sin embargo, se nota una cierta falta de audacia en la forma de contar la historia. La película se apega demasiado a la comedia, por lo que las reflexiones sobre la vejez y la identidad se diluyen en situaciones a menudo inverosímiles y artificiales. La tensión dramática necesaria para explorar la transformación de Mackenzie en Rita no se consigue con la fuerza que se esperaba, y el ritmo se vuelve irregular, alternando entre momentos de genuina comicidad y secciones más contemplativas, que no llegan a profundizar en las emociones de la protagonista.

Las actuaciones son un punto fuerte de la película. Patricia Clarkson, en el papel de la terapeuta de Rita, ofrece una interpretación magistral, con una sutil mezcla de humor y empatía. Pero es Sarah Paulson quien realmente brilla. Paulson aporta una increíble complejidad a la transformación de Mackenzie/Rita. La actriz logra transmitir la incomodidad, el miedo y, eventualmente, la aceptación de la nueva identidad, con una mirada y una entonación que narran más que las palabras. Paulson demuestra una habilidad innata para retratar personajes que se encuentran en un punto de inflexión, y su actuación es, sin duda, el corazón emocional de la película.

El guion, si bien posee momentos ingeniosos y situaciones divertidas, se siente en ocasiones superficial. La exploración de la vejez es, en gran medida, una máscara que cubre la falta de profundidad en el desarrollo del personaje de Mack/Rita. Los diálogos, aunque entretenidos, no logran transmitir la complejidad de la situación y carecen de la fuerza necesaria para generar una verdadera reflexión sobre la aceptación de la edad y la identidad. Se intenta mucho, pero se logra menos en cuanto a la sustancia.

En definitiva, “Con canas y a lo loco” es una comedia ligera y entretenida, pero que carece de la profundidad y la ambición necesarias para convertirse en una película memorable. La buena actuación de Sarah Paulson y el tono humorístico compensan, en parte, las deficiencias del guion y la dirección. Una película que, sin duda, ofrece momentos de diversión, pero que deja una sensación de insatisfacción.

Nota: 6/10