Con cariño desde el cielo (Amor por accidente) (1996)

“Con cariño desde el cielo” (originalmente “Amor por accidente”) es una comedia romántica de los años 40 que, a primera vista, puede parecer un simple cliché: una joven desamparada, un encuentro fortuito y una mansión de ensueño. Sin embargo, la película de Arthur Hassenfeld ofrece una experiencia más sutil y matizada que su premisa sugiere, gracias a una dirección cuidadosa y a actuaciones que logran transmitir la fragilidad emocional de sus personajes. Hassenfeld no se deja llevar por el melodrama barato; en cambio, construye un relato de descubrimiento personal y redención con una atmósfera de elegante melancolía.

La dirección es probablemente el mayor punto fuerte de la película. Las escenas en el tren, que inicialmente sirven como un punto de partida para la trama, son particularmente memorables. Hassenfeld utiliza la fotografía para crear un ambiente íntimo y lleno de posibilidades, acentuando la sensación de vulnerabilidad de Connie. La transición al ambiente opulento de la mansión Winterbourne es también bien manejada, contrastando la modestia de Connie con la riqueza y el artificialismo del mundo en el que se adentra. El uso de la luz y la sombra también contribuye a la creación de una atmósfera de incertidumbre y tensión, anticipando los secretos y las complicaciones que vendrán.

El elenco ofrece interpretaciones sólidas. Evelyn Lakin, como Connie Doyle, transmite con honestidad la confusión y el miedo de una joven que se ve repentinamente inmersa en un mundo desconocido. Su actuación es especialmente conmovedora en las escenas donde lucha por adaptarse a su nueva situación y por defender su identidad. La esposa de Hugh, Patricia, interpretada por Greer Garson, es un personaje complejo y, a veces, un poco despiadado. Garson logra dotarle de una mezcla de amargura, sofisticación y vulnerabilidad, evitando que se convierta en una caricatura. La química entre Lakin y el joven hermano de Hugh, interpretado por Robert Cummings, es encantadora y natural, siendo un componente esencial para el desarrollo de la trama romántica.

El guion, aunque basado en un material teatral, demuestra una cierta inteligencia. Evita caer en la superficialidad del melodrama, profundizando en la exploración de temas como la identidad, la autoestima y la búsqueda de la felicidad. El misterio que rodea el engaño inicial es manejado con habilidad, manteniendo al espectador interesado hasta el final. La película no rehuye ciertos clichés del género, pero los utiliza con una conciencia crítica, evitando que se conviertan en obstáculos para la narración. Sin embargo, la resolución del conflicto principal se siente algo apresurada y un poco simplificada, y el final podría haber sido más ambigüo para reflejar la complejidad de la situación.

Nota: 7/10