Con la muerte en los talones (1959)

“Con la muerte en los talones” (North by Northwest) es una joya del cine negro clásico, una película que, incluso más de setenta años después de su estreno, sigue manteniendo su frescura y el aura de suspense que la convirtieron en un hito. Alfred Hitchcock, con su maestría narrativa y su capacidad para crear atmósferas de tensión, nos presenta una historia aparentemente sencilla que, a medida que avanza, se convierte en un laberinto de intrigas y giros inesperados. No se trata solo de un thriller, sino de una película que explora la identidad, la paranoia y la fragilidad de la realidad, elementos que, curiosamente, son sorprendentemente relevantes en la actualidad.

La dirección de Hitchcock es, como siempre, impecable. Manipula la cámara con una precisión asombrosa, utilizando la perspectiva y el movimiento para aumentar la sensación de vértigo y confusión que experimenta el protagonista, Roger Thornhill. Las escenas en el yate, con el golpe de viento que casi lo arrastra al mar, o la persecución a lomos de un caballo, son ejemplos perfectos de su virtuosismo. Hitchcock no se conforma con mostrar la acción, sino que la vivencia a través de los ojos del espectador, sumergiéndonos por completo en la desesperación y el pánico de Thornhill.

Cary Grant, en el papel de Thornhill, ofrece una actuación magistral. Su encanto natural y su carisma inicial, contrastan con la creciente desesperación y el terror que evoluciona en su personaje. Grant maneja con destreza la ambigüedad moral de Thornhill, un hombre aparentemente dócil y modesto que, sin saberlo, se ve involucrado en una conspiración internacional. La química entre Grant y Eva Marie Saint, quien interpreta a la misteriosa Eve Kendall, añade un elemento romántico y de intriga a la narrativa.

El guion, adaptado de la novela de Dashiell Hammett, es inteligente y muy bien estructurado. Hitchcock evita caer en clichés y sorprende al espectador en prácticamente cada escena. La trama está repleta de giros inesperados que mantienen la tensión hasta el final. Sin embargo, la película no se limita a ofrecer entretenimiento superficial; explora temas más profundos como la manipulación, la traición y la pérdida de la inocencia. La sucesión de eventos, cuidadosamente orquestada, obliga al espectador a cuestionar todo lo que ve y a no confiar en nadie. La utilización del paisaje americano, con sus vastos espacios abiertos y sus imponentes edificios, contribuye a crear una atmósfera de aislamiento y amenaza.

En definitiva, “Con la muerte en los talones” es una obra maestra del cine negro, una película que combina magistralmente el suspense, la acción y el drama. Es un clásico atemporal que sigue cautivando a las nuevas generaciones de espectadores, y que merece ser visto y revisitado en múltiples ocasiones. Un ejemplo brillante de cómo la dirección, la actuación y el guion pueden combinarse para crear una experiencia cinematográfica inolvidable.

Nota: 9/10