Conexión Tequila (1988)

“Conexión Tequila” no es una epopeya del narcotráfico, ni una lección de moral. Es, en cambio, una historia sutilmente operada, un drama de personajes que se desarrolla lentamente, con la violencia como una sombra constante pero no como el foco central. La película, dirigida por Mark Robson, se distingue por un enfoque fresco, sorprendentemente íntimo para un tema tan arraigado en la cultura de la criminalidad organizada. Robson evita los clichés y las explosiones grandilocuentes, apostando por un tono realista y una atmósfera tensa que se filtra a través de cada escena. La fotografía de Martin Ryder contribuye significativamente a este efecto, utilizando la luz natural y los paisajes agrestes de Texas para crear una sensación de desolación y aislamiento que refleja el estado emocional de sus protagonistas.

La película se centra en Mac Mckussic, interpretado con una maestría que merecía más reconocimiento por Ethan Hawke. Hawke ofrece una actuación sutil pero poderosa, transmitiendo la amargura y la frustración de un hombre atrapado en un ciclo vicioso, consciente de que su vida está a punto de desmoronarse. Su relación con Jo Ann (Zoë Saldaña), la restauradora que le ofrece un destello de esperanza en su vida, es el corazón emocional de la narrativa. La química entre Hawke y Saldaña es palpable, construyendo un romance crudo y vulnerable que se siente genuino, lejos de ser un mero elemento de artificio para el argumento.

La actuación de Hawke es lo que eleva la película más allá de su premisa. Pero no se queda solo en él. Nicholas Hoult, en el papel de Nick Frescia, aporta la necesaria dosis de complejidad moral. Su decisión de comprometer su integridad para poder acercarse a Mac es discutible, pero Hoult la ejecuta con una convicción que hace que su personaje sea comprensible, incluso si no lo justificamos. La relación entre Nick y Jo Ann, aunque no el centro de la trama, se plantea de forma interesante, abordando el tema del engaño y la vulnerabilidad en un contexto de desesperación.

El guion, adaptado de una novela de Nelson De León, es inteligente y se resiste a caer en simplificaciones. La trama se va desarrollando de forma orgánica, mostrando las consecuencias de las decisiones de Mac y los dilemas morales que enfrenta Nick. Sin embargo, es posible que algunos espectadores encuentren el ritmo lento un poco pausado, especialmente aquellos acostumbrados a thrillers más rápidos. La película no se apura en revelar sus secretos, lo que obliga al espectador a prestar atención a los detalles y a interpretar las motivaciones de los personajes. El tema de la corrupción y la influencia del dinero se explora con una sensibilidad que evita la moralización fácil, dejando al espectador con la tarea de reflexionar sobre los límites de la justicia y la redención.

En definitiva, "Conexión Tequila" es una película que se queda en la memoria. No busca ser espectacular, sino provocar una reflexión sobre la fragilidad humana, la búsqueda de redención y las consecuencias de nuestras elecciones. Una historia bien actuada, con una dirección sólida y un guion inteligente que ofrece más que un simple relato del mundo del narcotráfico.

Nota: 7/10