¿Conoces a Joe Black? (1998)

“¿Conoces a Joe Black?” es una película que, aunque aspirando a ser una elegía al romanticismo y la melancolía, termina siendo una experiencia visualmente ambiciosa pero emocionalmente distante. Dirigida por Martin Scorsese, la película, adaptada de la clásica "La muerte de vacaciones" de Frank Craven, busca explorar la fragilidad de la existencia, la inevitabilidad del paso del tiempo y el poder de la conexión humana, aunque con una ejecución que resulta algo torpe y, en última instancia, decepcionante.

La estética es, sin duda, el punto más fuerte de la cinta. Scorsese, como siempre, despliega un virtuosismo visual asombroso, creando un mundo opulento y decadente que evoca el glamour de los años 30 y 40, pero con un toque de fatalismo que lo hace inquietante. Los escenarios son majestuosos, la fotografía de Dante Ariotti es sublime, y la paleta de colores, rica y evocadora, contribuye a la atmósfera de ensueño y melancolía. La dirección de arte, la vestuario y los detalles escenográficos son impecables, transportándonos a un universo donde el lujo y la muerte coexisten en una danza sutil.

Sin embargo, la película se ahoga en un guion demasiado artificioso y lleno de diálogos que pretenden ser profundos pero terminan sonando huecos y predecibles. El personaje de William Parrish, interpretado por Sean Connery, es un magnate inexpresivo y frío, cuya obsesión por la juventud y la vida es más patética que atractiva. La relación entre William y Joe Black (Brad Pitt) es el corazón de la historia, pero se construye a una velocidad vertiginosa, sin dar tiempo al espectador para conectar emocionalmente con sus sentimientos. Pitt, a pesar de su carisma innato, no logra transmitir la vulnerabilidad y la confusión que el personaje requiere.

La película se basa en la idea de que Joe Black es la personificación de la muerte, lo que añade una capa de complejidad al relato. No obstante, este concepto se explora de manera superficial, convirtiéndose en un elemento ornamental más que en un motor narrativo. El desarrollo de la relación entre William y Joe, lejos de ser un descubrimiento lento y gradual, se presenta de forma abrupta, como si ya estuviera predeterminada. La tensión dramática, aunque presente, carece de la intensidad necesaria para cautivar al espectador.

A pesar de sus fallos, “¿Conoces a Joe Black?” ofrece momentos de belleza visual y una atmósfera particular. La banda sonora, compuesta por David Sanborn, es exquisita y contribuye a la atmósfera onírica de la película. Pero, en última instancia, la película no logra cumplir con su promesa de explorar la condición humana de una manera significativa, quedando en un ejercicio de estilismo que, si bien es atractivo, no logra conectar emocionalmente. Es una película que se ve con los ojos, pero no se siente.

Nota: 6/10