Conspiración en El Cairo (2022)

“Conspiración en El Cairo” (Conspiracy in Cairo) no es una película que te sorprenda con giros de guion vertiginosos, pero sí que logra, con una paciencia casi metódica, tejen una trama de intrigas políticas y religiosas que se desarrolla en el corazón del mundo islámico. La película, dirigida por Hassan Elmasry, no busca el espectáculo, sino la atmósfera y la construcción de personajes complejos que se mueven en un terreno lleno de tensiones. La película explora con relativa profundidad las luchas internas dentro de la universidad de Al-Azhar, un lugar de gran importancia para la comunidad sunita y, por extensión, para gran parte del mundo musulmán.

El punto de partida, la repentina muerte del Gran Imán, es un detonante que desencadena una escalada de poder y manipulación. Adam, un joven pescador convertido en estudiante, se ve arrastrado a esta guerra entre facciones rivales, cada una con sus propios intereses y agendas ocultas. La película, en lugar de centrarse en la acción, se deleita en la lenta exposición de las relaciones entre los diferentes personajes, mostrando la ambición, la hipocresía y la traición que acechan bajo la superficie de la tradición religiosa. La dirección de Elmasry consigue pintar un retrato de El Cairo vibrante y complejo, utilizando la luz y el color para evocar tanto la magnificencia de los monumentos históricos como la pobreza y el caos de las calles.

Las actuaciones son sólidas, especialmente la de Ahmed Maloush como Adam. Su personaje, ingenuo y vulnerable al principio, evoluciona a lo largo de la trama, obligándonos a cuestionar sus convicciones y a observar el mundo desde su perspectiva. Aunque otros actores desempeñan sus papeles con profesionalidad, la película no les concede demasiada protagonismo, lo que permite que la trama se centre en las dinámicas de poder. Los antagonistas, interpretados con una frialdad inquietante, no son simplemente villanos, sino productos de un sistema que los ha moldeado en hombres y mujeres de poder, dispuestos a todo para mantener su posición.

El guion, aunque no es revolucionario, es funcional y bien construido. Se apoya en detalles históricos y culturales, aunque a veces se siente un poco forzado en las explicaciones sobre las motivaciones de algunos personajes. La película, sin embargo, logra transmitir el clima de opresión y la sensación de que cada conversación, cada gesto, podría ser una traición. La película no ofrece soluciones fáciles ni juicios morales simplistas; se limita a mostrar una situación compleja y multifacética, invitando al espectador a reflexionar sobre los peligros de la ambición, la manipulación y la falta de transparencia.

En definitiva, "Conspiración en El Cairo" es una película inteligente y sugestiva que, más que entretener, busca provocar una reflexión sobre la política, la religión y el poder. No es un drama explosivo, pero sí una obra cinematográfica que permanece en la memoria, dejando una sensación de inquietud y la invitación a cuestionar las verdades establecidas. Es una película que, con su cuidado en la construcción de personajes y su atmósfera densa, demuestra el potencial del cine árabe para abordar temas relevantes con una perspectiva original.

Nota: 7/10